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¿Se quedarán los chinos con Oriente Medio?

BISKEK – Hace tan solo unos años era prácticamente inimaginable que Arabia Saudita, viejo socio estratégico de EE. UU., se uniera a una organización económica y de seguridad liderada por China y Rusia. El mes pasado, sin embargo, el reino aprobó un memorando de entendimiento que le garantiza la condición de «interlocutor» de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS): el primer paso para convertirse en socio completo.

Las bases de la OCS se sentaron en la década de 1980, cuando la Unión Soviética y China intentaban avanzar en medio de sus tensiones fronterizas. Tras la disolución de la Unión Soviética, esas dos partes se convirtieron en cinco: la República Popular China, la Federación Rusa, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán. En 2001 ese grupo —conocido como los Cinco de Shanghái— acordó avanzar más allá de la demarcación y desmilitarización de las fronteras, y profundizar la cooperación regional... y así nació la OCS.

Actualmente, la OCS incluye a los Cinco de Shanghái y a la India, Pakistán y Uzbekistán (se prevé que Irán se sumará este año). La OCS cuenta además con nueve interlocutores —Armenia, Azerbaiyán, Camboya, Egipto, Nepal, Catar, Sergi Lanka, Turquía y, ahora, Arabia Saudita— (otros cinco países se embarcaron en ese viaje); y tres países —Afganistán, Bielorrusia y Mongolia— fueron nombrados observadores.

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