Los países poderosos saben que es peligroso que los vean flaquear, porque los enemigos se animan y las rodillas de los aliados empiezan a temblar. Una gran potencia sabe también que, si emprende una aventura militar sin fijarse objetivos alcanzables, puede tener graves problemas. Lo que es aplicable a las grandes potencias lo es doblemente para el asediado Israel, que no ha desmantelado el poder de Hizbolá en el Líbano, pero el fracaso en la guerra del Líbano puede aún brindar una oportunidad para la paz, si Israel es lo suficientemente audaz para aprovecharla.
Los países poderosos saben que es peligroso que los vean flaquear, porque los enemigos se animan y las rodillas de los aliados empiezan a temblar. Una gran potencia sabe también que, si emprende una aventura militar sin fijarse objetivos alcanzables, puede tener graves problemas. Lo que es aplicable a las grandes potencias lo es doblemente para el asediado Israel, que no ha desmantelado el poder de Hizbolá en el Líbano, pero el fracaso en la guerra del Líbano puede aún brindar una oportunidad para la paz, si Israel es lo suficientemente audaz para aprovecharla.