PARIS – Mientras Obama llega a Suecia para recoger su Premio Nobel, las celebraciones muestran una verdad terrible: la admiración de Europa por su ideal de presidente estadounidense no es mutua. Parece que Obama no le tiene mala voluntad a los europeos. No obstante, Obama ha aprendido rápidamente a verlos con una actitud que no pueden soportar -indiferencia.
PARIS – Mientras Obama llega a Suecia para recoger su Premio Nobel, las celebraciones muestran una verdad terrible: la admiración de Europa por su ideal de presidente estadounidense no es mutua. Parece que Obama no le tiene mala voluntad a los europeos. No obstante, Obama ha aprendido rápidamente a verlos con una actitud que no pueden soportar -indiferencia.