WASHINGTON, DC – Estados Unidos por fin ha comenzado a prestarle atención a África. Pero, pese a los últimos intentos de acercamiento (la Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África de diciembre y la gira continental de diez días que hizo el mes pasado la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos Janet Yellen), no se percibe una estrategia -digna de este nombre- en las relaciones con el continente. E idéntica carencia caracteriza a la Unión Europea.
El renovado interés de Occidente en África tendría que haber comenzado hace mucho. Al continente le corresponde un papel esencial en los asuntos internacionales, en particular por su enorme importancia para el crecimiento económico mundial futuro y la transformación energética verde; importancia que deriva de su urbanización acelerada, del perfil juvenil de su distribución demográfica y de la abundancia de depósitos de minerales y tierras raras. Son claros motivos, todos ellos, para que Occidente alcance una relación sostenida y consistente.
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Rather than reducing concentrated market power through “disruption” or “creative destruction,” technological innovation historically has only added to the problem, by awarding monopolies to just one or a few dominant firms. And market forces offer no remedy to the problem; only public policy can provide that.
shows that technological change leads not to disruption, but to deeper, more enduring forms of market power.
The passing of America’s preeminent foreign-policy thinker and practitioner marks the end of an era. Throughout his long and extraordinarily influential career, Henry Kissinger built a legacy that Americans would be wise to heed in this new era of great-power politics and global disarray.
reviews the life and career of America’s preeminent foreign-policy scholar-practitioner.
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WASHINGTON, DC – Estados Unidos por fin ha comenzado a prestarle atención a África. Pero, pese a los últimos intentos de acercamiento (la Cumbre de Líderes de Estados Unidos y África de diciembre y la gira continental de diez días que hizo el mes pasado la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos Janet Yellen), no se percibe una estrategia -digna de este nombre- en las relaciones con el continente. E idéntica carencia caracteriza a la Unión Europea.
El renovado interés de Occidente en África tendría que haber comenzado hace mucho. Al continente le corresponde un papel esencial en los asuntos internacionales, en particular por su enorme importancia para el crecimiento económico mundial futuro y la transformación energética verde; importancia que deriva de su urbanización acelerada, del perfil juvenil de su distribución demográfica y de la abundancia de depósitos de minerales y tierras raras. Son claros motivos, todos ellos, para que Occidente alcance una relación sostenida y consistente.
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