BERLÍN – Un final horrible es mejor que un horror sin fin, o así dice el proverbio alemán. Es probable que muchos en Alemania se hayan sentido así a principios de este mes, viendo el colapso del gobierno más impopular en la historia reciente del país, encabezado por el canciller más impopular. Aunque indeseable, el feroz altercado político que siguió era mejor que más de lo mismo.
BERLÍN – Un final horrible es mejor que un horror sin fin, o así dice el proverbio alemán. Es probable que muchos en Alemania se hayan sentido así a principios de este mes, viendo el colapso del gobierno más impopular en la historia reciente del país, encabezado por el canciller más impopular. Aunque indeseable, el feroz altercado político que siguió era mejor que más de lo mismo.