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Hay que recordar la pandemia

FAIRFIELD COUNTY, CONNECTICUT – La administración del presidente Joe Biden ha puesto fin oficialmente a la emergencia sanitaria nacional en Estados Unidos, y dio la autorización para que las demás restricciones pandémicas expiren el 11 de mayo. Otros países ya han tomado medidas similares y se espera que más países hagan lo mismo. La Organización Mundial de la Salud ya no considera al COVID-19 una emergencia sanitaria global, lo que da a pensar que el virus y la gigantesca cantidad de muertos que provocó pronto desaparecerán de la memoria, junto con las máscaras N95 y los test PCR. Pero este olvido colectivo pone en peligro los esfuerzos por garantizar un financiamiento consistente para la salud pública.

Nuestra capacidad para olvidar algo tan catastrófico como una pandemia es, en parte, un mecanismo de asimilación, que refleja el sistema inmunológico emocional que nos permite continuar con nuestra vida cotidiana. Por más devastador que haya sido el impacto social y económico de la pandemia, ha dejado una marca indeleble solo en un subconjunto relativamente pequeño de la población, que incluye a los sobrevivientes de los seres queridos perdidos, a los profesionales de la salud y otros trabajadores de primera línea, a los inmunodeprimidos y a quienes padecen COVID largo u otros trastornos médicos relacionados.

Si bien los acontecimientos trágicos muchas veces nos inspiran a hacer cambios, nuestra voluntad de actuar suele ser de corto aliento, lo que hace difícil que genere un cambio duradero. Este patrón se torna particularmente evidente en la cobertura noticiosa y en las tendencias de búsquedas en Google posteriores a tragedias como tiroteos masivos, tsunamis y terremotos, que normalmente muestran un aumento inicial del interés que se desvanece poco a poco con el tiempo.

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