FREETOWN, SIERRA LEONA – Los africanos están cada vez más inquietos. Desde 2010, al menos un millón de africanos subsaharianos han migrado a Europa, mientras que la cantidad de migrantes a Estados Unidos también ha aumentado. Estas tendencias han desatado una considerable ansiedad política en los países de destino. Sin embargo, los esfuerzos por resolver un factor importante que impulsa este éxodo –la falta de oportunidades de empleo en África- no logran arrojar resultados significativos.
El Banco Africano de Desarrollo (AfBD) estima que, a menos que se lleve a cabo una acción más contundente hoy, 100 millones de africanos jóvenes estarán desempleados en 2030. Para evitar este escenario, la Alianza África-Europa para la Inversión y el Empleo Sostenibles, creada el año pasado por la Unión Europea y gobiernos africanos, apunta a ofrecer recursos para la educación y la capacitación profesional, a fortalecer el entorno comercial y el sector privado y a mejorar las condiciones de inversión.
De la misma manera, en los próximos diez años, se supone que la iniciativa Empleos para Jóvenes en África del AfDB dotará a 50 millones de jóvenes de habilidades rentables y creará 25 millones de empleos. La mayor parte de ese empleo será en el sector de la agricultura, donde el crecimiento, informa el Banco Mundial, es entre 2 y 4 veces más efectivo para aumentar los ingresos entre los más pobres que el crecimiento en otros sectores.
Para aprovechar este potencial, el presidente del AfDB, Akinwumi Adesina, ha instado a que las zonas rurales pasen de ser “zonas de miseria económica para convertirse en zonas de prosperidad económica”, lo que requiere “nuevas innovaciones agrícolas” y la transformación de la agricultura en “un sector de creación de riqueza”. Dado que África tiene la población más joven del mundo -60% de los habitantes del continente tiene menos de 35 años-, esta transformación también exige convertir a la agricultura en “una opción realmente atractiva para los jóvenes”.
El 70% de los jóvenes de África ya residen en zonas rurales y trabajan en agricultura, una industria que, se espera, alcance el billón de dólares en 2030. El AfDB espera sacar ventaja de esta situación para apoyar a un conjunto de “agro-emprendedores”, y ha invertido casi 1.000 millones de dólares en este objetivo desde 2016. Las empresas pequeñas y crecientes actualmente representan apenas una quinta parte de los empleos en economías emergentes, comparado con las tres quintas partes en los países desarrollados.
Pero existe una barrera importante para el desarrollo agrícola en África: escalar cualquier industria requiere de una electricidad confiable e ininterrumpida, que gran parte del África rural –hogar de más de 600 millones de personas- no tiene. Afortunadamente, existe una manera de achicar esta brecha y crear otros millones de empleos que reduzcan la llamada migración por necesidades económicas: abrazar plenamente y acelerar el desarrollo de la incipiente industria de energía renovable distribuida de África.
At a time of escalating global turmoil, there is an urgent need for incisive, informed analysis of the issues and questions driving the news – just what PS has always provided.
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Según un nuevo informe de Power for All, un grupo defensor de la industria, la energía renovable distribuida en África –que incluye mini-grillas e infraestructura solar para hogares, empresas y fines productivos como la irrigación- ya emplea directamente la misma cantidad de trabajadores que las compañías de electricidad tradicionales. Estos empleos son en gran medida “adherentes” –dos tercios de ellos son de tiempo completo y de largo plazo- y la mayoría son puestos altamente calificados que implican ingresos de nivel medio. La gente joven entre 18 y 25 años conforma alrededor del 40% de la fuerza laboral total de electrificación rural.
La industria de energía renovable distribuida de África recién está despegando. En 2022-23, se espera que la cantidad de empleos en la industria se duplique en Kenia y crezca más de diez veces en Nigeria. Según una proyección reciente, la energía solar sin conexión a la red por sí sola podría crear 1,3 millones de empleos equivalentes de tiempo completo en África oriental, occidental y central, así como en el sur de Asia, para 2022. Estimaciones previas sugieren que, en 2030, la cadena de valor de la energía renovable sin conexión a la red podría generar por lo menos 4,5 millones de empleos, incluyendo emprendedores, técnicos, distribuidores e instaladores.
Y eso es sólo el empleo directo. Según el informe Powering Jobs, por cada empleo creado directamente por una empresa privada que ofrece electricidad a comunidades rurales a través de energías renovables descentralizadas, pueden crearse cinco empleos de “uso productivo” (basados en la aplicación de un producto o servicio de energía renovable distribuida) en las comunidades que se están electrificando. Esto incluiría, por ejemplo, empleos en molienda alimentada a energía solar, elaboración de productos lácteos o instalaciones de almacenamiento de cadena fría.
Sin embargo, la creación de empleos es sólo el primer paso; los trabajadores también tienen que poder ocuparlos. Y, como demostró el informe Powering Jobs, la brecha de habilidades de África – en términos tanto de habilidades duras como blandas (incluidos los mandos intermedios)- está creciendo. Es crucial que existan capacidades técnicas, de marketing, financieras y de gestión correctas.
Los gobiernos africanos y sus donantes y socios ya se han comprometido a invertir en la generación de habilidades y en la creación de empleos. Dadas las implicancias para el empleo, el desarrollo y la migración, hay un argumento sólido para canalizar un porcentaje importante de esa inversión hacia la industria de energía renovable distribuida de África.
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With German voters clearly demanding comprehensive change, the far right has been capitalizing on the public's discontent and benefiting from broader global political trends. If the country's democratic parties cannot deliver, they may soon find that they are no longer the mainstream.
explains why the outcome may decide whether the political “firewall” against the far right can hold.
The Russian and (now) American vision of "peace" in Ukraine would be no peace at all. The immediate task for Europe is not only to navigate Donald’s Trump unilateral pursuit of a settlement, but also to ensure that any deal does not increase the likelihood of an even wider war.
sees a Korea-style armistice with security guarantees as the only viable option in Ukraine.
Rather than engage in lengthy discussions to pry concessions from Russia, US President Donald Trump seems committed to giving the Kremlin whatever it wants to end the Ukraine war. But rewarding the aggressor and punishing the victim would amount to setting the stage for the next war.
warns that by punishing the victim, the US is setting up Europe for another war.
Within his first month back in the White House, Donald Trump has upended US foreign policy and launched an all-out assault on the country’s constitutional order. With US institutions bowing or buckling as the administration takes executive power to unprecedented extremes, the establishment of an authoritarian regime cannot be ruled out.
The rapid advance of AI might create the illusion that we have created a form of algorithmic intelligence capable of understanding us as deeply as we understand one another. But these systems will always lack the essential qualities of human intelligence.
explains why even cutting-edge innovations are not immune to the world’s inherent unpredictability.
FREETOWN, SIERRA LEONA – Los africanos están cada vez más inquietos. Desde 2010, al menos un millón de africanos subsaharianos han migrado a Europa, mientras que la cantidad de migrantes a Estados Unidos también ha aumentado. Estas tendencias han desatado una considerable ansiedad política en los países de destino. Sin embargo, los esfuerzos por resolver un factor importante que impulsa este éxodo –la falta de oportunidades de empleo en África- no logran arrojar resultados significativos.
El Banco Africano de Desarrollo (AfBD) estima que, a menos que se lleve a cabo una acción más contundente hoy, 100 millones de africanos jóvenes estarán desempleados en 2030. Para evitar este escenario, la Alianza África-Europa para la Inversión y el Empleo Sostenibles, creada el año pasado por la Unión Europea y gobiernos africanos, apunta a ofrecer recursos para la educación y la capacitación profesional, a fortalecer el entorno comercial y el sector privado y a mejorar las condiciones de inversión.
De la misma manera, en los próximos diez años, se supone que la iniciativa Empleos para Jóvenes en África del AfDB dotará a 50 millones de jóvenes de habilidades rentables y creará 25 millones de empleos. La mayor parte de ese empleo será en el sector de la agricultura, donde el crecimiento, informa el Banco Mundial, es entre 2 y 4 veces más efectivo para aumentar los ingresos entre los más pobres que el crecimiento en otros sectores.
Para aprovechar este potencial, el presidente del AfDB, Akinwumi Adesina, ha instado a que las zonas rurales pasen de ser “zonas de miseria económica para convertirse en zonas de prosperidad económica”, lo que requiere “nuevas innovaciones agrícolas” y la transformación de la agricultura en “un sector de creación de riqueza”. Dado que África tiene la población más joven del mundo -60% de los habitantes del continente tiene menos de 35 años-, esta transformación también exige convertir a la agricultura en “una opción realmente atractiva para los jóvenes”.
El 70% de los jóvenes de África ya residen en zonas rurales y trabajan en agricultura, una industria que, se espera, alcance el billón de dólares en 2030. El AfDB espera sacar ventaja de esta situación para apoyar a un conjunto de “agro-emprendedores”, y ha invertido casi 1.000 millones de dólares en este objetivo desde 2016. Las empresas pequeñas y crecientes actualmente representan apenas una quinta parte de los empleos en economías emergentes, comparado con las tres quintas partes en los países desarrollados.
Pero existe una barrera importante para el desarrollo agrícola en África: escalar cualquier industria requiere de una electricidad confiable e ininterrumpida, que gran parte del África rural –hogar de más de 600 millones de personas- no tiene. Afortunadamente, existe una manera de achicar esta brecha y crear otros millones de empleos que reduzcan la llamada migración por necesidades económicas: abrazar plenamente y acelerar el desarrollo de la incipiente industria de energía renovable distribuida de África.
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La industria de energía renovable distribuida de África recién está despegando. En 2022-23, se espera que la cantidad de empleos en la industria se duplique en Kenia y crezca más de diez veces en Nigeria. Según una proyección reciente, la energía solar sin conexión a la red por sí sola podría crear 1,3 millones de empleos equivalentes de tiempo completo en África oriental, occidental y central, así como en el sur de Asia, para 2022. Estimaciones previas sugieren que, en 2030, la cadena de valor de la energía renovable sin conexión a la red podría generar por lo menos 4,5 millones de empleos, incluyendo emprendedores, técnicos, distribuidores e instaladores.
Y eso es sólo el empleo directo. Según el informe Powering Jobs, por cada empleo creado directamente por una empresa privada que ofrece electricidad a comunidades rurales a través de energías renovables descentralizadas, pueden crearse cinco empleos de “uso productivo” (basados en la aplicación de un producto o servicio de energía renovable distribuida) en las comunidades que se están electrificando. Esto incluiría, por ejemplo, empleos en molienda alimentada a energía solar, elaboración de productos lácteos o instalaciones de almacenamiento de cadena fría.
Sin embargo, la creación de empleos es sólo el primer paso; los trabajadores también tienen que poder ocuparlos. Y, como demostró el informe Powering Jobs, la brecha de habilidades de África – en términos tanto de habilidades duras como blandas (incluidos los mandos intermedios)- está creciendo. Es crucial que existan capacidades técnicas, de marketing, financieras y de gestión correctas.
Los gobiernos africanos y sus donantes y socios ya se han comprometido a invertir en la generación de habilidades y en la creación de empleos. Dadas las implicancias para el empleo, el desarrollo y la migración, hay un argumento sólido para canalizar un porcentaje importante de esa inversión hacia la industria de energía renovable distribuida de África.