PEKÍN – Muchos países en vías de desarrollo están al borde de crisis de deuda, y la pandemia de la COVID-19, el alza vertiginosa de los costos de los alimentos y la energía, y las restricciones monetarias en las grandes economías amenazan con empujarlos hacia ellas. Pero la comunidad internacional todavía no se ocupa de lo necesario para rescatarlos de esa situación.
En algunas economías, como las del Líbano y Sri Lanka, la crisis ya llegó. Pronto podría ocurrirle a muchas otras. A fines de marzo, 38 de los 69 países con bajos ingresos ya sufrían dificultades por sus deudas o estaban en riesgo de ello. La carga del servicio de la deuda para los países en vías de desarrollo con ingresos medios está en su máximo nivel en los últimos 30 años.
La comunidad internacional implementó algunas respuestas al problema. Al poco tiempo del inicio de la pandemia, el G20 presentó la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (ISSD), a través de la cual suspendió pagos por USD 12 900 millones entre mayo de 2020 y diciembre de 2021, que debían 73 países con bajos ingresos. Además, en noviembre de 2020, el G20 y el Club de París de acreedores soberanos crearon el Marco Común para Reestructuraciones de Deuda más allá de la ISSD para ayudar a los países de la ISSD a reestructurar sus deudas y gestionar sus problemas de insolvencia e iliquidez prolongada.
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To think that technology will save us from climate change is to invite riskier behavior, or moral hazard. Whether a climate solution creates new problems has little to do with the solution, and everything to do with us.
offers lessons for navigating a field that is fraught with hype, unintended consequences, and other pitfalls.
PEKÍN – Muchos países en vías de desarrollo están al borde de crisis de deuda, y la pandemia de la COVID-19, el alza vertiginosa de los costos de los alimentos y la energía, y las restricciones monetarias en las grandes economías amenazan con empujarlos hacia ellas. Pero la comunidad internacional todavía no se ocupa de lo necesario para rescatarlos de esa situación.
En algunas economías, como las del Líbano y Sri Lanka, la crisis ya llegó. Pronto podría ocurrirle a muchas otras. A fines de marzo, 38 de los 69 países con bajos ingresos ya sufrían dificultades por sus deudas o estaban en riesgo de ello. La carga del servicio de la deuda para los países en vías de desarrollo con ingresos medios está en su máximo nivel en los últimos 30 años.
La comunidad internacional implementó algunas respuestas al problema. Al poco tiempo del inicio de la pandemia, el G20 presentó la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (ISSD), a través de la cual suspendió pagos por USD 12 900 millones entre mayo de 2020 y diciembre de 2021, que debían 73 países con bajos ingresos. Además, en noviembre de 2020, el G20 y el Club de París de acreedores soberanos crearon el Marco Común para Reestructuraciones de Deuda más allá de la ISSD para ayudar a los países de la ISSD a reestructurar sus deudas y gestionar sus problemas de insolvencia e iliquidez prolongada.
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