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Los napoleones de las grandes tecnológicas

LONDRES – Hace mucho tiempo que las empresas tienen que gestionar el “riesgo de la persona clave”, llegando inclusive a contratar seguros contra la posibilidad de perder a sus altos ejecutivos por muerte, enfermedad o lesiones. Pero el colapso de la bolsa de criptomonedas FTX, el derrumbe del precio de las acciones de Meta y el caos de Twitter luego de ser comprada por Elon Musk sugieren que la “persona clave” puede plantear un tipo muy diferente de peligro. Llamémoslo riesgo del “fundador napoleónico”. Quizá los inversores y los prestadores deberían exigir una prima para cubrir el riesgo de que un empresario estrella algún día se convierta en un dictador ególatra, quemando dinero en el camino.

El riesgo no es nuevo, por supuesto. La historia empresarial está plagada de ejecutivos que se vuelven deshonestos con fondos corporativos o de empresarios exitosos que no toman conciencia de que las empresas maduras y públicas no son sus juguetes personales. Pero con cada ciclo comercial pareciera que hay que volver a aprender las viejas lecciones.

Luego de la crisis de las puntocom a comienzos de este siglo, el histórico inversor norteamericano Warren Buffett ironizó diciendo que “sólo se puede averiguar quién está nadando desnudo cuando baja la marea”. Ése es el ciclo comercial moderno: fluye eternamente del optimismo al pesimismo y del apogeo al colapso. Sin embargo, Buffett podría haber agregado que las mareas altas optimistas son los momentos en los que se deben poner en práctica precauciones. Una vez que uno se enfrenta a la verdad desnuda, tal vez ya haya perdido su dinero.

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