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El ya transitado camino de las criptomonedas a la crisis

BARCELONA – Las rápidas alzas de las tasas de interés han pinchado la burbuja de las criptomonedas, dejando al descubierto la fragilidad, la mala gobernanza y hasta el fraude en varios rincones de este mercado. La crisis más reciente y publicitada ha sido la de la bolsa de criptomonedas FTX, cuyo espectacular derrumbe sigue el camino de otros recientes fracasos en la criptoesfera, como los de Terra-Luna, Three Arrows Capital o Voyager Digital. Nadie debería sorprenderse, ni siquiera de cuánta gente fue cogida por sorpresa.

“No hay nada nuevo bajo el sol”, nos recuerda el Eclesiastés. En la casa matriz de FTX, bajo el sol de las Bahamas, la publicidad de la empresa recomendaba a sus clientes “no perderse el gran paso hacia el futuro”: las monedas, productos financieros e instrumentos no fungibles basados en cadenas de bloques (blockchain). Pero solo los activos eran nuevos. La narrativa de la criptocrisis ya se había establecido hacía tiempo.

El colapso comenzó, como suelen hacerlo los colapsos financieros, con una burbuja. La demanda de los inversionistas fue más allá de las expectativas razonables de cercano plazo de lo que podían alcanzar las criptomonedas. Poco prácticas como medios de intercambio, los usos del Bitcoin, el Ethereum y las demás parecía limitado a la especulación financiera y las actividades ilegales. Sin embargo, las bajísimas tasas de interés generaron una manía sobre los que podrían llegar a convertirse. La diligencia debida pasó a segundo plano frente al rápido ascenso de los precios de estos activos. El dinero barato facilitó el que las empresas se apalancaran en exceso. Los inversionistas necesitaban retornos cada vez mayores para superar el ritmo del mercado y derrotar a sus competidores, lo que significaba más apalancamiento y una mayor toma de riesgos.

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