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Aprovechemos los datos para el bien común

LONDRES – En la era digital las empresas aprendieron a ver a las personas como individuos en vez de como parte de ciertas cohortes demográficas. En las redes sociales recibimos anuncios personalizados basados en nuestras respuestas a los anuncios anteriores, nuestra ubicación en ese momento y nuestros hábitos de compra. Gracias a la gigantesca huella digital que dejamos, las empresas pueden conocer exactamente cuál es la eficacia de sus campañas publicitarias para cada persona y obtener un valor inmenso de ese conocimiento.

¡Ay!, parece que esa ola tecnológica aún no llegó a los responsables de las políticas. A pesar de las ventajas de la inteligencia de datos, los gobiernos aún suelen aplicar el mismo enfoque para todos cuando planifican inversiones o diseñan políticas. Para contribuir a mejorar los servicios públicos gracias al mejor uso de los datos desarrollamos un nuevo marco al que llamamos Gobierno Cuántico.

Todas las empresas exitosas se basan en tres pilares: una meta compartida, que constituye su razón de ser; las herramientas y métodos para alcanzarla; y los consumidores, que responden a sus propios intereses, ambiciones y creencias. Aunque ya es inevitable en el debate público que haya quienes consideran que los gobiernos deben funcionar como empresas, se trata de algo imposible debido a que son tipos de organizaciones sociales creadas con propósitos diferentes. Lo que sí tienen en común, de todas formas, es el factor humano. Y allí debiera residir el foco de las asociaciones público-privadas en la era digital.

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