BELLEVUE, WASHINGTON – Bajo numerosos estándares, la energía solar debería ser un éxito rotundo. Los adelantos técnicos y eficiencia con mejoras sistemáticas han empujado el precio de los paneles solares de 100 dólares por watt en los años setenta a menos de un dólar actualmente.
Con todo, la tecnología solar solo representa menos del 1% del consumo global de energía. Para la energía solar, así como para otras tecnologías ecológicas prometedoras, el progreso técnico no se ha traducido en una adopción generalizada.
El problema reside en la estructura del mercado. Para entender por qué, los partidarios de las energías ecológicas podrían aprender de una tecnología mucho menos atractiva: la de los coches usados.
A menudo se dice que la lenta adopción de energía solar se debe a su costo. La instalación de paneles solares tan solo en una casa cuesta alrededor de 30,000 dólares. Además, gracias a las mejoras elogiadas de la eficiencia, una nueva instalación sería anticuada en poco tiempo.
Sin embargo, los estadounidenses gastan rutinariamente 30,000 dólares en coches que cambian cada cuatro o cinco años. Pueden hacerlo gracias a un mercado de autos usados. El mercado de coches usados ayuda a los consumidores a financiar su siguiente compra, mientras que permite la disponibilidad de modelos de coches que tienen condiciones para seguirse usando a un precio con un descuento significativo. El valor y utilidad constantes de coches usados crea un mercado vasto y estratificado con muchas opciones en cuanto al precio de compra y características.
Así pues, para la siguiente generación de tecnologías la barrera de entrada no es tanto el costo inicial sino la falta de un mercado para la última generación. Es casi seguro que el mercado de energía solar se expandiría si los consumidores tuvieran la opción de comprar paneles solares menos eficientes (el modelo del año anterior), que cuestan, por decir, la mitad del precio. Los planificadores gubernamentales no tendrían problema para justificar un gasto importante en una tecnología de larga duración –incluso una que rápido se hace anticuada– si supieran que pueden recuperar parte de su inversión en pocos días. Del mismo modo, sería más probable que los inversionistas financiaran una instalación grande de paneles solares si el valor de la tecnología se extendiera más allá del siguiente ajuste en el diseño de celdas solares.
Llamémosla la moralidad de los mercados secundarios: si están tratando de introducir una nueva tecnología onerosa, asegúrense de que las personas la pueden comprar también usada.
La demanda de paneles solares usados está empezando a notarse en las demandas constantes de tecnología solar asequible. Además, la idea de reciclar una energía ecológica tiene un atractivo intrínseco. Sin embargo, el mercado secundario de tecnología de energía solar no surgirá a menos que se aborde antes otro asunto: que se llamaría la “velocidad de renovación”.
Pensemos cuán fácil y rápido es cambiar un viejo coche por uno más nuevo. Uno puede llegar a la agencia de autos en un vehículo y salir con otro porque todos los coches usan la misma infraestructura vial.
En contraste, renovar paneles solares es angustiosamente lento. Al igual que muchas tecnologías ecológicas, la solar requiere su propia infraestructura especial y cada fabricante diseña sistemas con esquemas mecánicos, montajes e interfaces eléctricos únicos. En consecuencia, viejos paneles solares no se pueden intercambiar así de fácil por unos nuevos. Para renovarlos, los consumidores de energía solar no solo tienen que comprar el coche sino que tienen que reconstruir la infraestructura vial.
Hay que señalar que este tipo de actualización es oneroso –y no solo para el consumidor. Como cada infraestructura de paneles es única, cada compañía de tecnología de energía solar tiene que capacitar, mantener y equipar al personal especial para instalar y desinstalar sus productos. Esto representa una carga financiera significativa para cualquier compañía, además de emprender una empresa en un nuevo sector de mercado.
La velocidad de renovación y el mercado secundario de energía solar se podrían mejorar si se disminuyen los costos relacionados con la adopción de este tipo de nuevas tecnologías. Estos costos –esquemas de tecnología únicos que son independientes del costo de la tecnología principal– representan la verdadera barrera a la adopción generalizada de tecnologías ecológicas. Entre menores sean dichos costos de transacción, los usuarios tempranos podrán cambiarla por la siguiente generación, y un mercado secundario podrá desarrollarse más fácilmente.
Por ejemplo, el costo de adoptar energía solar se podría reducir significativamente mediante la estandarización de tamaños de paneles solares y configuraciones de montaje. Dicha estandarización facilitaría la renovación de viejos paneles por nuevos, lo que disminuiría los costos de transacción de cada renovación de 40% del costo del sistema a casi nada. Los mercados principal y secundario de paneles solares crecerían, se estratificarían y serían más líquidos.
En general, los gobiernos deberían invertir en infraestructura que facilite la instalación de tecnologías de energía solar y otras de tipo ecológico pero con costos más bajos. Dicha inversión crearía plataformas para la innovación y comercio que producirían rendimientos mucho más grandes que cualquier otra tecnología o industria por sí solas pueden ofrecer. Las inversiones gubernamentales en infraestructura vial, señales de tráfico y estacionamientos crearon la plataforma que generó una industria mundial del automóvil, y que ahora apoya renovaciones continuas en vehículos eléctricos e híbridos, de gas y diesel. En términos de relación calidad-precio, dichas inversiones fueron mucho más efectivas que subsidios destinados a cualquier tecnología o fabricante de autos.
Una plataforma de tecnología de energías ecológicas posibilitaría a innovadores poder planificar para el largo plazo. Como están las cosas, los emprendedores de energías ecológicas tienen que elegir una sola tecnología para hacer inversiones, y si no obtienen suficientes instalaciones que usen esa tecnología, están fuera de la competencia. No tienen la oportunidad de probar otra tecnología, ofrecer descuentos en modelos del año anterior u otorgar contratos de servicio de equipo viejo –estrategias que, en la industria del automóvil, ayudan a aliviar las caídas en los ingresos provocados por ventas fluctuantes de autos nuevos. Muchas nuevas empresas de energía solar ya han sido víctimas de esta dinámica limitada de elección única.
La innovación continua es vital para el futuro de tecnologías ecológicas porque todas ellas, incluida la solar, siguen teniendo problemas técnicos que necesitan solución. Sin embargo, muchas ya funcionan muy bien y pueden estimular la demanda de los consumidores. Se aceleraría la adopción y desarrollo de tecnologías ecológicas con infraestructura que permita renovaciones más rápidas y más asequibles.
La tecnología ecológica está preparada para convertirse en el siguiente gran actor del mercado mundial. Solo necesita un lugar donde enchufar.
Traducción de Kena Nequiz
BELLEVUE, WASHINGTON – Bajo numerosos estándares, la energía solar debería ser un éxito rotundo. Los adelantos técnicos y eficiencia con mejoras sistemáticas han empujado el precio de los paneles solares de 100 dólares por watt en los años setenta a menos de un dólar actualmente.
Con todo, la tecnología solar solo representa menos del 1% del consumo global de energía. Para la energía solar, así como para otras tecnologías ecológicas prometedoras, el progreso técnico no se ha traducido en una adopción generalizada.
El problema reside en la estructura del mercado. Para entender por qué, los partidarios de las energías ecológicas podrían aprender de una tecnología mucho menos atractiva: la de los coches usados.
A menudo se dice que la lenta adopción de energía solar se debe a su costo. La instalación de paneles solares tan solo en una casa cuesta alrededor de 30,000 dólares. Además, gracias a las mejoras elogiadas de la eficiencia, una nueva instalación sería anticuada en poco tiempo.
Sin embargo, los estadounidenses gastan rutinariamente 30,000 dólares en coches que cambian cada cuatro o cinco años. Pueden hacerlo gracias a un mercado de autos usados. El mercado de coches usados ayuda a los consumidores a financiar su siguiente compra, mientras que permite la disponibilidad de modelos de coches que tienen condiciones para seguirse usando a un precio con un descuento significativo. El valor y utilidad constantes de coches usados crea un mercado vasto y estratificado con muchas opciones en cuanto al precio de compra y características.
Así pues, para la siguiente generación de tecnologías la barrera de entrada no es tanto el costo inicial sino la falta de un mercado para la última generación. Es casi seguro que el mercado de energía solar se expandiría si los consumidores tuvieran la opción de comprar paneles solares menos eficientes (el modelo del año anterior), que cuestan, por decir, la mitad del precio. Los planificadores gubernamentales no tendrían problema para justificar un gasto importante en una tecnología de larga duración –incluso una que rápido se hace anticuada– si supieran que pueden recuperar parte de su inversión en pocos días. Del mismo modo, sería más probable que los inversionistas financiaran una instalación grande de paneles solares si el valor de la tecnología se extendiera más allá del siguiente ajuste en el diseño de celdas solares.
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Llamémosla la moralidad de los mercados secundarios: si están tratando de introducir una nueva tecnología onerosa, asegúrense de que las personas la pueden comprar también usada.
La demanda de paneles solares usados está empezando a notarse en las demandas constantes de tecnología solar asequible. Además, la idea de reciclar una energía ecológica tiene un atractivo intrínseco. Sin embargo, el mercado secundario de tecnología de energía solar no surgirá a menos que se aborde antes otro asunto: que se llamaría la “velocidad de renovación”.
Pensemos cuán fácil y rápido es cambiar un viejo coche por uno más nuevo. Uno puede llegar a la agencia de autos en un vehículo y salir con otro porque todos los coches usan la misma infraestructura vial.
En contraste, renovar paneles solares es angustiosamente lento. Al igual que muchas tecnologías ecológicas, la solar requiere su propia infraestructura especial y cada fabricante diseña sistemas con esquemas mecánicos, montajes e interfaces eléctricos únicos. En consecuencia, viejos paneles solares no se pueden intercambiar así de fácil por unos nuevos. Para renovarlos, los consumidores de energía solar no solo tienen que comprar el coche sino que tienen que reconstruir la infraestructura vial.
Hay que señalar que este tipo de actualización es oneroso –y no solo para el consumidor. Como cada infraestructura de paneles es única, cada compañía de tecnología de energía solar tiene que capacitar, mantener y equipar al personal especial para instalar y desinstalar sus productos. Esto representa una carga financiera significativa para cualquier compañía, además de emprender una empresa en un nuevo sector de mercado.
La velocidad de renovación y el mercado secundario de energía solar se podrían mejorar si se disminuyen los costos relacionados con la adopción de este tipo de nuevas tecnologías. Estos costos –esquemas de tecnología únicos que son independientes del costo de la tecnología principal– representan la verdadera barrera a la adopción generalizada de tecnologías ecológicas. Entre menores sean dichos costos de transacción, los usuarios tempranos podrán cambiarla por la siguiente generación, y un mercado secundario podrá desarrollarse más fácilmente.
Por ejemplo, el costo de adoptar energía solar se podría reducir significativamente mediante la estandarización de tamaños de paneles solares y configuraciones de montaje. Dicha estandarización facilitaría la renovación de viejos paneles por nuevos, lo que disminuiría los costos de transacción de cada renovación de 40% del costo del sistema a casi nada. Los mercados principal y secundario de paneles solares crecerían, se estratificarían y serían más líquidos.
En general, los gobiernos deberían invertir en infraestructura que facilite la instalación de tecnologías de energía solar y otras de tipo ecológico pero con costos más bajos. Dicha inversión crearía plataformas para la innovación y comercio que producirían rendimientos mucho más grandes que cualquier otra tecnología o industria por sí solas pueden ofrecer. Las inversiones gubernamentales en infraestructura vial, señales de tráfico y estacionamientos crearon la plataforma que generó una industria mundial del automóvil, y que ahora apoya renovaciones continuas en vehículos eléctricos e híbridos, de gas y diesel. En términos de relación calidad-precio, dichas inversiones fueron mucho más efectivas que subsidios destinados a cualquier tecnología o fabricante de autos.
Una plataforma de tecnología de energías ecológicas posibilitaría a innovadores poder planificar para el largo plazo. Como están las cosas, los emprendedores de energías ecológicas tienen que elegir una sola tecnología para hacer inversiones, y si no obtienen suficientes instalaciones que usen esa tecnología, están fuera de la competencia. No tienen la oportunidad de probar otra tecnología, ofrecer descuentos en modelos del año anterior u otorgar contratos de servicio de equipo viejo –estrategias que, en la industria del automóvil, ayudan a aliviar las caídas en los ingresos provocados por ventas fluctuantes de autos nuevos. Muchas nuevas empresas de energía solar ya han sido víctimas de esta dinámica limitada de elección única.
La innovación continua es vital para el futuro de tecnologías ecológicas porque todas ellas, incluida la solar, siguen teniendo problemas técnicos que necesitan solución. Sin embargo, muchas ya funcionan muy bien y pueden estimular la demanda de los consumidores. Se aceleraría la adopción y desarrollo de tecnologías ecológicas con infraestructura que permita renovaciones más rápidas y más asequibles.
La tecnología ecológica está preparada para convertirse en el siguiente gran actor del mercado mundial. Solo necesita un lugar donde enchufar.
Traducción de Kena Nequiz