LONDRES/SAN FRANCISCO – Los shocks climáticos -desde las olas de calor hasta las sequías, las inundaciones y los incendios forestales- muchas veces afectan más a las mujeres. Una nueva investigación publicada en mayo en The Lancet determinó que, aun en países europeos ricos, se registraron casi el doble de muertes de mujeres que de hombres como consecuencia del calor extremo en los últimos veinte años. Según Marcos Quijal, uno de los autores del informe, los hallazgos “reflejan una tendencia global”.
En julio, cuando se acumulaban récords de calor que causaban aún más muertes y perjuicio económico, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, reclamó una acción internacional para abordar lo que describió como nuestra “ebullición global”. Pero proteger a las comunidades vulnerables del calor extremo requiere de un profundo compromiso y de un financiamiento significativo, y ambas cosas parecen escasear.
El flujo de financiamiento climático tradicionalmente se ha dirigido, de manera sesgada, a los esfuerzos de reducción de las emisiones y a los proyectos de energía limpia, porque se considera que las medidas de adaptación son demasiado específicas para un determinado lugar y difíciles de escalar, a la vez que generan bajos retornos. El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente determinó que los flujos de financiamiento climático en 2021 representaron apenas una décima parte, aproximadamente, de los 215.000-387.000 millones de dólares estimados que los países en desarrollo necesitan cada año para satisfacer sus necesidades de adaptación.
Sin embargo, las fundaciones filantrópicas están catalizando la inversión al demostrar que la adaptación es más escalable de lo que se pensaba anteriormente. Este verano, Climate Resilience for All (Resiliencia Climática para Todos), una ONG global focalizada en ayudar a las mujeres vulnerables al clima a fortalecer su resiliencia, se asoció con la Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA), un sindicato para trabajadoras informales de India, y con las compañías de seguro locales Swiss Re e ICICI Lombard. Estos grupos del sector público y privado se asociaron con entidades filantrópicas para comprar seguros de bajo costo contra las olas de calor para 50.000 miembros en 22 distritos. Cuando las temperaturas subieron por encima de los 46°C, todas las mujeres recibieron un pago de 12,38 dólares en promedio por persona.
Para las mujeres con empleos extenuantes y precarios, el dinero fue crucial para capear el calor extremo. Las ayudó a alimentar a sus familias y pagar las cuotas escolares de sus hijos cuando no podían trabajar, a volver a llenar sus estanterías ya que los productos perecederos se echaban a perder más rápido y a pagar tratamientos por lesiones y enfermedades relacionadas con el calor. Este tipo de intervención puede parecer trivial, pero basta para proteger a los individuos vulnerables para que los shocks climáticos no los arrastren a la pobreza.
“Inscribí a 350 miembros. Cuando recibieron 400 rupias (apenas menos de 5 dólares), dijeron que era como recibir 4.000, ya que les llegaban en un momento crítico de la vida. Algunas mujeres pagaron deudas, otras solventaron la educación de sus hijos y compraron productos frescos”, informó Sarojben, una líder comunitaria de SEWA, y agregó: “Nos da una sensación de dignidad”.
At a time of escalating global turmoil, there is an urgent need for incisive, informed analysis of the issues and questions driving the news – just what PS has always provided.
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Este programa innovador de seguro es adaptación en su mejor expresión, ya que llega directamente a los más necesitados cuando necesitan más apoyo. Asimismo, el programa es escalable y brinda importantes beneficios sociales y económicos, lo que les permite a las mujeres ascender en la escalera de desarrollo y alcanzar una posición financiera más firme, tanto para ellas como para sus familias.
A nivel global, las mujeres -incluidas las líderes de SEWA, Climate Resilience for All y muchas otras organizaciones- tienen excelentes ideas para minimizar los efectos del cambio climático, muchas veces basadas en su experiencia práctica. Asimismo, muchas de estas soluciones se pueden implementar en escala. Pero para ayudar a más millones de mujeres a proteger sus medios de vida y su salud frente a un calor implacable hace falta más financiación.
La filantropía es un primer paso. Como líderes de dos de las fundaciones climáticas más grandes del mundo, somos plenamente conscientes del papel importante que desempeña a la hora de fomentar soluciones efectivas para la crisis climática. A diferencia de otros inversores, las entidades filantrópicas pueden emprender y poner a prueba iniciativas innovadoras como seguros contra el calor y techos frescos reflectantes. Y este tipo de trabajo se está expandiendo: en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Dubái, nos reunimos con otras organizaciones filantrópicas para lanzar la Colaboración de Financiamiento de la Adaptación y Resiliencia. En julio, en respuesta al mensaje de Guterres instando a la acción, este grupo de fundaciones abocadas al clima, al desarrollo y a la salud comprometieron una inversión inicial de 50 millones de dólares para solventar medidas de adaptación.
Pero una inversión de este tipo, si bien es importante, es una gota en el océano comparado con la brecha de financiamiento para la adaptación. Todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades locales, tienen que involucrarse a la hora de reducir los riesgos del calor extremo, proteger la salud humana y ofrecer oportunidades económicas para todos.
Reforzar la resiliencia al calor extremo no es una tarea fácil, especialmente para los más de 500 millones de mujeres en la economía informal. Efectivamente existen soluciones innovadoras como los seguros contra el calor, pero las organizaciones filantrópicas, los gobiernos y los inversores privados deben trabajar mancomunadamente para escalarlas con mayor celeridad a fin de contrarrestar los efectos de las temperaturas en rápido aumento. El resultado valdrá la pena, porque impulsar la resiliencia climática de las mujeres nos beneficia a todos.
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Unlike during his first term, US President Donald Trump no longer seems to care if his policies wreak havoc in financial markets. This time around, Trump seems to be obsessed with his radical approach to institutional deconstruction, which includes targeting the Federal Reserve, the International Monetary Fund, and the World Bank.
explains why the US president’s second administration, unlike his first, is targeting all three.
By launching new trade wars and ordering the creation of a Bitcoin reserve, Donald Trump is assuming that US trade partners will pay any price to maintain access to the American market. But if he is wrong about that, the dominance of the US dollar, and all the advantages it confers, could be lost indefinitely.
doubts the US administration can preserve the greenback’s status while pursuing its trade and crypto policies.
LONDRES/SAN FRANCISCO – Los shocks climáticos -desde las olas de calor hasta las sequías, las inundaciones y los incendios forestales- muchas veces afectan más a las mujeres. Una nueva investigación publicada en mayo en The Lancet determinó que, aun en países europeos ricos, se registraron casi el doble de muertes de mujeres que de hombres como consecuencia del calor extremo en los últimos veinte años. Según Marcos Quijal, uno de los autores del informe, los hallazgos “reflejan una tendencia global”.
En julio, cuando se acumulaban récords de calor que causaban aún más muertes y perjuicio económico, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, reclamó una acción internacional para abordar lo que describió como nuestra “ebullición global”. Pero proteger a las comunidades vulnerables del calor extremo requiere de un profundo compromiso y de un financiamiento significativo, y ambas cosas parecen escasear.
El flujo de financiamiento climático tradicionalmente se ha dirigido, de manera sesgada, a los esfuerzos de reducción de las emisiones y a los proyectos de energía limpia, porque se considera que las medidas de adaptación son demasiado específicas para un determinado lugar y difíciles de escalar, a la vez que generan bajos retornos. El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2023 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente determinó que los flujos de financiamiento climático en 2021 representaron apenas una décima parte, aproximadamente, de los 215.000-387.000 millones de dólares estimados que los países en desarrollo necesitan cada año para satisfacer sus necesidades de adaptación.
Sin embargo, las fundaciones filantrópicas están catalizando la inversión al demostrar que la adaptación es más escalable de lo que se pensaba anteriormente. Este verano, Climate Resilience for All (Resiliencia Climática para Todos), una ONG global focalizada en ayudar a las mujeres vulnerables al clima a fortalecer su resiliencia, se asoció con la Asociación de Mujeres Trabajadoras por Cuenta Propia (SEWA), un sindicato para trabajadoras informales de India, y con las compañías de seguro locales Swiss Re e ICICI Lombard. Estos grupos del sector público y privado se asociaron con entidades filantrópicas para comprar seguros de bajo costo contra las olas de calor para 50.000 miembros en 22 distritos. Cuando las temperaturas subieron por encima de los 46°C, todas las mujeres recibieron un pago de 12,38 dólares en promedio por persona.
Para las mujeres con empleos extenuantes y precarios, el dinero fue crucial para capear el calor extremo. Las ayudó a alimentar a sus familias y pagar las cuotas escolares de sus hijos cuando no podían trabajar, a volver a llenar sus estanterías ya que los productos perecederos se echaban a perder más rápido y a pagar tratamientos por lesiones y enfermedades relacionadas con el calor. Este tipo de intervención puede parecer trivial, pero basta para proteger a los individuos vulnerables para que los shocks climáticos no los arrastren a la pobreza.
“Inscribí a 350 miembros. Cuando recibieron 400 rupias (apenas menos de 5 dólares), dijeron que era como recibir 4.000, ya que les llegaban en un momento crítico de la vida. Algunas mujeres pagaron deudas, otras solventaron la educación de sus hijos y compraron productos frescos”, informó Sarojben, una líder comunitaria de SEWA, y agregó: “Nos da una sensación de dignidad”.
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A nivel global, las mujeres -incluidas las líderes de SEWA, Climate Resilience for All y muchas otras organizaciones- tienen excelentes ideas para minimizar los efectos del cambio climático, muchas veces basadas en su experiencia práctica. Asimismo, muchas de estas soluciones se pueden implementar en escala. Pero para ayudar a más millones de mujeres a proteger sus medios de vida y su salud frente a un calor implacable hace falta más financiación.
La filantropía es un primer paso. Como líderes de dos de las fundaciones climáticas más grandes del mundo, somos plenamente conscientes del papel importante que desempeña a la hora de fomentar soluciones efectivas para la crisis climática. A diferencia de otros inversores, las entidades filantrópicas pueden emprender y poner a prueba iniciativas innovadoras como seguros contra el calor y techos frescos reflectantes. Y este tipo de trabajo se está expandiendo: en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Dubái, nos reunimos con otras organizaciones filantrópicas para lanzar la Colaboración de Financiamiento de la Adaptación y Resiliencia. En julio, en respuesta al mensaje de Guterres instando a la acción, este grupo de fundaciones abocadas al clima, al desarrollo y a la salud comprometieron una inversión inicial de 50 millones de dólares para solventar medidas de adaptación.
Pero una inversión de este tipo, si bien es importante, es una gota en el océano comparado con la brecha de financiamiento para la adaptación. Todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y las comunidades locales, tienen que involucrarse a la hora de reducir los riesgos del calor extremo, proteger la salud humana y ofrecer oportunidades económicas para todos.
Reforzar la resiliencia al calor extremo no es una tarea fácil, especialmente para los más de 500 millones de mujeres en la economía informal. Efectivamente existen soluciones innovadoras como los seguros contra el calor, pero las organizaciones filantrópicas, los gobiernos y los inversores privados deben trabajar mancomunadamente para escalarlas con mayor celeridad a fin de contrarrestar los efectos de las temperaturas en rápido aumento. El resultado valdrá la pena, porque impulsar la resiliencia climática de las mujeres nos beneficia a todos.