Washington D. C. – Las elecciones del 25 de febrero en Nigeria tal vez sean las más críticas desde su independencia en 1960. Después de ocho años de agitación con el presidente saliente Muhammadu Buhari, el próximo gobierno tiene la oportunidad de embarcarse en reformas necesarias, que debieron haberse adoptado mucho antes y que, si se las implementa correctamente, podrían marcar el principio de una era de crecimiento económico explosivo —y, esperemos, inclusivo—.
Washington D. C. – Las elecciones del 25 de febrero en Nigeria tal vez sean las más críticas desde su independencia en 1960. Después de ocho años de agitación con el presidente saliente Muhammadu Buhari, el próximo gobierno tiene la oportunidad de embarcarse en reformas necesarias, que debieron haberse adoptado mucho antes y que, si se las implementa correctamente, podrían marcar el principio de una era de crecimiento económico explosivo —y, esperemos, inclusivo—.