La lucha de Omar y Osama

En la historia hay muchos ejemplos de esto: surge un partido político y la mayoría de la gente lo considera una mala broma. Todos tratan de ignorarlo, cuando no se están riendo de él. De pronto, la economía empeora o alguna amenaza externa acecha y ese partido se encamina hacia el poder. Cuando llega al gobierno (pensemos en Hitler, Lenin, Mussolini, incluso en el Mullah Omar en Afganistán) se acaban las risas.

En Polonia está surgiendo una ``broma'' de partido con intenciones malignas. Se llama ``Autodefensa'' y sostiene que recoge el descontento de los campesinos pobres, de los desplazados y de quienes están radicalmente insatisfechos con la política aquí. El líder de ``Autodefensa'' es un hombre primitivo y estridente que se llama Andrzej Lepper. Un golfo gangsteril más parecido a Aleksander Lukashenka, el dictador de Bielorusia, que a los grandes dictadores, Lepper sin embargo representa una execrable forma postmoderna de política irracional.

Por esa razón no me puedo reir de él. Hitler, Lenin y Mussolini buscaron el poder a fin de utilizar al Estado para imponer su voluntad y sus programas. Los antidemócratas actuales, no obstante, consideran al Estado como un obstáculo. Quieren destripar el poder del Estado para que los chacales como ellos puedan alimentarse con el cadáver.

''Autodefensa'' ha participado en varias elecciones parlamentarias pero nunca había recibido más del 2% del voto antes de este año. Tres semanas antes de las elecciones de septiembre pasado, las encuestas de opinión le daban el 7-8% del voto. Todo el mundo creía que esto era una exageración, pero cuando terminó la votación, ''Autodefensa'' había conseguido el 11% de los sufragios y se convirtió en el tercer partido dentro del parlamento.

La gente se escandalizó, pero la mayoría de los polacos están comprometidos con las normas democráticas y creen en civilizar a los incivilizados. Así, Lepper se convirtió en vicepresidente del parlamento (uno de cuatro). Debido a que es provocador, los comentaristas políticos y los entrevistadores de los periódicos y la televisión se sintieron atraídos por él, pero no por mucho tiempo. En menos de un mes, las élites de los medios se habían aburrido. Lepper trató de recuperar su atención llamando traidor al ministro de asuntos exteriores y amenazando con recurrir a la violencia si no se aplicaba su programa.

Las intenciones de civilizar a ''Autodefensa'' se acabaron. El parlamento le retiró a Lepper su puesto de vicepresidente. En su último discurso en esa calidad, Lepper acusó a muchos políticos famosos de aceptar sobornos, mencionando cantidades, tiempos y lugares. Ahora, Lepper parece incapaz de probar sus acusaciones o de darles cualquier sustento. No le importó. Mantuvo su perfil alto mediante la solicitud de una entrevista con el embajador de Estados Unidos, alegando que sabía de cierta participación polaca en los sucesos del 11 de septiembre.

HOLIDAY SALE: PS for less than $0.7 per week
PS_Sales_Holiday2024_1333x1000

HOLIDAY SALE: PS for less than $0.7 per week

At a time when democracy is under threat, there is an urgent need for incisive, informed analysis of the issues and questions driving the news – just what PS has always provided. Subscribe now and save $50 on a new subscription.

Subscribe Now

Quisiera poder decir que al desacreditarse él solo, Lepper se autodestruyó. Esto es lo que debería de suceder en una democracia. Después de todo, el demagogo estadounidense Joe McCarthy implotó cuando no pudo probar sus acusaciones en el sentido de que había cientos de espías soviéticos infestando al Departamento de Estado de su país. No obstante, Lepper no es un charlatán como McCarthy. No es un nacionalista como Le Pen en Francia. No es de derecha ni de izquierda. Más bien, aborrece el sistema político y quiere desbancarlo y sustituirlo con una nada en la que los políticos salvajes vaguen libremente.

Los seguidores de Lepper no son los pobres y marginados, sino los vestigios de la nomenclatura comunista de bajo nivel (los aparatchik demasiado tontos para robar cuando cayó el comunismo) y aquéllos que hicieron su fortuna durante el periodo gris de 1989-1991, cuando los controles del Estado eran prácticamente inexistentes y cuando todo lo que se necesitaba para ganar dinero era un camión y suficiente gasolina para llegar a Berlín. Con el contrabando uno se podía hacer relativamente rico. La gente de Lepper siente nostalgia por la lucrativa anarquía que ofrece un Estado lisiado.

Entonces, ¿quién es su enemigo? No los judíos, los masones o los gitanos, que eran los blancos tradicionales del lumpen antidemócrata. ''Autodefensa'' odia, más bien, al gobierno democrático. Repudian no sólo al parlamento y sus necesarias concesiones, sino también al Estado de derecho mismo.

La democracia parlamentaria nació hace muchos siglos entre los europeos hartos de las guerras intestinas (predominantemente religiosas). De hecho, el mayor enemigo de la democracia parlamentaria siguen siendo las guerras intestinas. No quiero exagerar la amenaza que Lepper representa, pero creo que personifica un modelo venenoso de política irracional. Desde Indonesia hasta Afganistán, desde Georgia hasta Ucrania, el movimiento de Lepper es parte de un nuevo nihilismo que busca hacer que los países resulten ingobernables.

Como filósofo político, los enemigos internos de la democracia me plantean verdaderos problemas intelectuales. No creo que las leyes puedan ser la única defensa para la democracia, porque incluso si se demuestra que las innumerables mentiras de Lepper son falsas y se le encarcela, sus seguidores (y su ira) permanecerán. Como Hitler, es probable que salga de la cárcel con una mayor adoración de parte de ellos.

No se pueden ganar las guerras intestinas (ni siquiera las no violentas) solamente con procesos legales. Estados Unidos no podría derrotar a los terroristas de Osama bin Laden con arrestos, acusaciones y juicios. Los medios políticos no son la única herramienta que se puede utilizar en contra de las amenazas políticas.

Se deben utilizar todas las armas ordinarias (y extraordinarias) con que cuenta la democracia. Debemos -para repetir la idea del filósofo alemán Carl Schmitt (quien no era precisamente amigo de la democracia)- tratar a los enemigos como enemigos. Cuando la democracia está en juego, es necesario defenderla, para citar a Malcolm X, ''por todos los medios necesarios''. Esto puede resultar difícil de entender para los liberales; más difícil de aceptar para las gentes de pensamiento democrático. Sin embargo, si queremos que la democracia triunfe, las decisiones difíciles son inevitables.

https://prosyn.org/PayWfnpes