

From semiconductors to electric vehicles, governments are identifying the strategic industries of the future and intervening to support them – abandoning decades of neoliberal orthodoxy in the process. Are industrial policies the key to tackling twenty-first-century economic challenges or a recipe for market distortions and lower efficiency?
LONDRES – El congelamiento de gran parte de las reservas de moneda extranjera oficiales de Rusia inevitablemente ha llevado a algunos a predecir el fin inminente del “privilegio exorbitante” del dólar como la reserva de moneda de preferencia del mundo. Pero no deberíamos escribir el obituario del dólar todavía.
En sí mismas, las sanciones de las reservas de Rusia probablemente refuercen la primacía del dólar como la columna vertebral del sistema de moneda fiduciaria. Sólo si Estados Unidos utilizara regularmente este tipo de sanciones financieras como un arma de política exterior ofensiva podría ocurrir una erosión más rápida del estatus del dólar.
Es verdad, en los últimos cuatro años –un período marcado por una guerra comercial entre Estados Unidos y China y por la pandemia del COVID-19- el dólar ha representado solamente el 40% de la acumulación de nuevas reservas, comparado con el 23% para el euro. El porcentaje del renminbi chino de las nuevas reservas ha saltado al 10%, mientras que el yen japonés y la libra británica también han ganado terreno.
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