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La perspectiva para el multilateralismo en 2024

NUEVA YORK – Para entender el tipo de tensiones que enfrentarán muchos países en 2024, tal vez ayude centrarse en los desafíos que enfrenta un solo país. Consideremos la experiencia reciente de Egipto.

Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, el marcado incremento global de los precios de los granos y los fertilizantes trastocó la economía egipcia, que ya venía aquejada por la pandemia del COVID-19, la escasez de agua y la deuda. Luego se produjo el retiro de Rusia del acuerdo mediado por Turquía para permitir las exportaciones de granos ucranianos a través del Mar Negro, que provocó una nueva alza de los precios. Para cuando Hamas lanzó sus ataques salvajes contra Israel el 7 de octubre, la tasa de inflación anual de Egipto se acercaba al 40%. Desde entonces, las represalias israelíes y las bajas palestinas sin precedentes que han causado en Gaza hicieron que Egipto estuviera en la primera línea de una nueva crisis humanitaria y de seguridad. Finalmente, vale la pena mencionar que el 1 de enero de 2024 este pilar regional de larga data del orden de seguridad liderado por Occidente se sumará a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Este tipo de casos de estudio deberían abrirnos los ojos sobre la persistente incomprensión del mundo de hoy. Las guerras en Ucrania y Gaza no se pueden separar claramente de la “policrisis” y la reorientación más amplia del poder global. Las alteraciones económicas y relacionadas con el clima que recaen de manera más dura sobre países no occidentales como Egipto no se pueden desvincular de la influencia cada vez menor de las instituciones multilaterales posteriores a la Segunda Guerra Mundial, particularmente Naciones Unidas. Lo que más importa el próximo año es si las cuestiones globales todavía se pueden abordar de manera simultánea y al unísono -como debería ser si se pretenden encontrar soluciones viables.

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