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¿Se puede evitar un círculo vicioso de la economía política?

CAMBRIDGE – La política doméstica, la geopolítica y la economía estarán entrelazadas en 2020 a un nivel sin precedentes en décadas. El frágil desempeño económico y la gobernanza problemática en gran parte del mundo amenazan con desatar un círculo vicioso: los resultados económicos adversos conducen a un populismo en casa y a un nacionalismo truculento en el exterior, lo que a su vez exacerba los problemas económicos en tanto aumenta el proteccionismo, cae la inversión y se desmorona la confianza del consumidor. La mala economía genera mala política, lo que se traduce en una peor economía y en una peor política.

Tanto la mala noticia como la buena noticia es que la economía y la política comenzarán 2020 en un estado lamentable. La economía global podría caer en recesión y el riesgo de una confrontación política o inclusive militar importante es más elevado de lo que ha sido desde el fin de la Guerra Fría. Desde una perspectiva más optimista, con expectativas muy bajas, no hará falta mucho para generar sorpresas positivas que podrían conducir a un círculo virtuoso de mejora económica y de una política menos tóxica.  

Empecemos por la economía. El Fondo Monetario Internacional ha acuñado el término “desaceleración sincronizada” para referirse a nuestro predicamento actual: el crecimiento se está desacelerando en el 90% de la economía mundial y se espera que sea más lento en general que en cualquier otro momento desde la crisis financiera. Es un eufemismo para referirse al estancamiento secular que cada vez más caracteriza a la economía global. En el clima actual de lento crecimiento de la población, de creciente desigualdad y de alta incertidumbre sobre la absorción del ahorro se trata de un problema definitorio.

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