CAMBRIDGE – El coronavirus está en todas partes: en el aire, en las superficies, en nuestros tractos respiratorios y, la semana pasada, en la Corte Suprema de EE. UU. El 10 de enero entraron provisoriamente en vigencia elementos clave de la polémica orden dictada por el presidente estadounidense Joe Biden de «vacunar o testear», que obliga a todos los trabajadores de las empresas con más de 100 empleados a vacunarse o someterse regularmente a pruebas de detección de la COVID-19. El mandato alcanza a casi 84 millones de estadounidenses y todas las miradas se centraron en la Corte Suprema, que el 13 de enero anuló la medida.
CAMBRIDGE – El coronavirus está en todas partes: en el aire, en las superficies, en nuestros tractos respiratorios y, la semana pasada, en la Corte Suprema de EE. UU. El 10 de enero entraron provisoriamente en vigencia elementos clave de la polémica orden dictada por el presidente estadounidense Joe Biden de «vacunar o testear», que obliga a todos los trabajadores de las empresas con más de 100 empleados a vacunarse o someterse regularmente a pruebas de detección de la COVID-19. El mandato alcanza a casi 84 millones de estadounidenses y todas las miradas se centraron en la Corte Suprema, que el 13 de enero anuló la medida.