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China se está extinguiendo

MADISON, WISCONSIN – La caída de la población de China, algo que el gobierno chino confirmó oficialmente en enero, ha llevado a muchos observadores a preguntarse si las tendencias demográficas actuales del país amenazan su estabilidad.

Según la Oficina Nacional de Estadísticas, la población de China se redujo el año pasado por primera vez en 60 años, nueve años antes de lo que habían anticipado las proyecciones del gobierno. La tasa de fertilidad (nacimientos por mujer) cayó a 1,0-1,1, muy por debajo del pronóstico oficial de 1,8. En particular, la cantidad de nacimientos se desplomó marcadamente a 9,56 millones, la cifra más baja desde 1790, a pesar de la adopción por parte de China de una política de dos hijos en 2016.

Sin embargo, esta caída pronunciada en la cantidad de nacimientos es una ilusión causada por una crasa exageración de los números previos a 2020. Por ejemplo, una encuesta de muestreo de 2016 reveló una tasa de fertilidad de 1,25 y solo 13 millones de nacimientos, que luego se inflaron a 18,83 millones. De la misma manera, el informe Perspectivas de la Población Mundial de las Naciones Unidas, que suele considerarse una fuente confiable para las estimaciones y proyecciones de las tendencias demográficas chinas, incurre en errores todo el tiempo, sin excepción. El PPM 2022 sugiere que la población de China comenzó a caer el año pasado (diez años antes de su proyección de 2019), mientras que yo estimo que la caída comenzó en 2018. El último informe PPM también predijo que la población de China caería a 767 millones en 2100, muy por debajo de su pronóstico anterior de 1.065 millones.

Las proyecciones del informe PPM siguen sobreestimando a la población china. Si bien el informe PPM 2022 menciona una población china de 1.430 millones de personas, yo estimo que hoy es inferior a 1.280 millones. Asimismo, según el informe PPM, hubo 28,2 millones de nacimientos en China en 1990 y 17,4 millones en 2000. Sin embargo, los censos de 1990 y 2000 dicen que la cantidad de nacimientos chinos fue de 23,7 millones y 14,2 millones, respectivamente, según confirma la cantidad de niños en noveno grado en 2004 y 2014.

El informe PPM 2022 también exagera la población futura de China, al predecir una tasa de fertilidad de 1,31 para 2023-50, y de 1,45 para 2051-2100. La tasa de fertilidad entre los chinos en la región sugiere lo contrario. Hong Kong, Macau, Taiwán y los singapurenses chinos han tenido tasas de fertilidad promedio de 1,0-1,1 -la más baja del mundo- en los últimos veinte años, a pesar de las políticas pro-natalidad de las autoridades locales.

Los esfuerzos de China por impulsar su tasa de fertilidad enfrentan tres desafíos importantes. Primero, la política de un solo hijo ha reformulado la economía china, aumentando drásticamente el costo de criar hijos. Los ingresos disponibles de los hogares de China equivalen solo al 44% de su PIB, comparado con el 72% en Estados Unidos y el 65% en el Reino Unido. El mercado inmobiliario chino estaba valuado en cuatro veces el PIB del país en 2020, mientras que el mercado de bienes raíces norteamericano está valuado en 1,6 veces el PIB.

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Los responsables de las políticas en China hoy enfrentan un dilema: si la burbuja inmobiliaria no estalla, las parejas jóvenes no podrán darse el lujo de criar dos hijos. Pero si la burbuja sí estalla, la economía de China se ralentizará y estallará una crisis financiera global. De la misma manera, incrementar los ingresos disponibles de los hogares a un 60-70% del PIB para aumentar la fertilidad podría reducir el poder del gobierno, minando los cimientos económicos de su actual estrategia política de ser “autoritario fronteras adentro y agresivo en el exterior”.

Frente a estas difíciles disyuntivas, los responsables de las políticas en China podrían sentirse más inclinados a replicar las políticas japonesas para reducir los costos de crianza de los hijos, como reducir los aranceles escolares y brindar una atención infantil conveniente, subsidios para los nacimientos y beneficios de vivienda para las parejas jóvenes. Pero la estrategia de Japón ha demostrado ser costosa e ineficiente: la tasa de fertilidad del país recibió un impulso temporario, de 1,26 en 2005 a 1,45 en 2015, para después volver a caer a 1,23 en 2022. Asimismo, como “se está volviendo vieja antes de volverse rica”, China carece de los recursos financieros para emular a Japón.

Existen razones tanto fisiológicas como culturales que explican la crisis demográfica de China. Cada vez más mujeres demoran el matrimonio y los nacimientos, y la tasa de infertilidad del país ha aumentado del 2% a comienzos de los años 1980 al 18% en 2020. De 2013 a 2021, la cantidad de primeras nupcias cayó más de la mitad, y tres cuartas partes entre los jóvenes de 20-24 años. Por otra parte, la política de un solo hijo, que había regido durante 36 años, ha cambiado irreversiblemente las opiniones chinas respecto de la crianza de niños: tener un hijo -o ninguno- se ha convertido en la norma social.

Cuanto más jóvenes las mujeres chinas, menos dispuestas parecen estar a tener hijos. Una encuesta reciente determinó que, mientras que el número promedio de hijos deseados entre las mujeres en China es 1,64, el promedio disminuye a 1,54 entre las mujeres nacidas después de 1990, y a 1,48 entre aquellas nacidas después de 2000. En comparación, en Corea del Sur y Hong Kong, la cantidad promedio de hijos deseados es 1,92 y 1,41, respectivamente (ambas tasas de fertilidad son aproximadamente la mitad de las cifras de hijos buscados). Si esta caída del interés en criar hijos sirve de indicio, China tendrá problemas para estabilizar su tasa de fertilidad en 0,8, y su población caerá a menos de 1.020 millones en 2050 y a 310 millones en 2100.

La China antigua también experimentó caídas de población debido a la guerra y a la hambruna, pero se recuperó rápidamente, algo similar a una pérdida de sangre con una regeneración normal. Como sucede con la anemia aplásica, en tiempos modernos cuesta mucho recuperarse de las caídas de la población.

Aún si China logra aumentar su tasa de fertilidad a 1,1 e impide que siga cayendo, su población probablemente decaiga a 1.080 millones en 2050 y a 440 millones en 2100. El porcentaje de la población mundial que representa el país, que decayó del 37% en 1820 al 22% en 1950-80, caerá al 11% en 2050 y al 4% en 2100.

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Los efectos de esta caída de la población se sumarán a un rápido envejecimiento, que desacelerará el crecimiento chino y, probablemente, haga subir la deuda gubernamental. El porcentaje de gente china de 65 años o más aumentará del 14% en 2020 al 35% en 2050. Mientras que cinco trabajadores entre 20-64 años sustentaban a cada adulto mayor de 65 años o más en 2020, el ratio seguirá cayendo a 2,4 trabajadores en 2035 y a 1,6 en 2050. A esa altura, la crisis de pensiones de China se convertirá en una catástrofe humanitaria. Las mujeres, que viven 6-7 años más que los hombres, en promedio, y que en general son unos años más jóvenes que sus cónyuges, terminarán pagando el precio de este cambio demográfico doloroso.

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