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Fomento de la corrupción

TIRANA – Muy a menudo durante la década pasada, los Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas han optado por desviar la mirada en las zonas con población albana de los Balcanes, intencionadamente dando carta blanca a los oficiales militares y los funcionarios políticos con la vana esperanza de ganar apoyo local para los esfuerzos internacionales de fortalecimiento de la “estabilidad regional.”

Esta política de la vista gorda ha producido muy poca estabilidad. Además, ha permitido a Kosovo, Albania y Macedonia permanecer en el inestable borde del abismo del “Estado fallido”. Estos países –sin mencionar sus vecinos balcánicos, Grecia incluida- necesitan ser europeizados.

Necesitan un Estado de derecho. Necesitan una buena gobernanza. Necesitan transparencia y rendición de cuentas. Necesitan alejarse de la retórica venenosa del nacionalismo étnico sustituida como patriotismo. Esta transformación cultural requerirá de unidad internacional para apoyar esfuerzos firmes con el objetivo de cortar de raíz la podredumbre y frenar la aplicación de políticas que resultan peligrosas tanto para sus países como para la región que diseñan personajes políticos locales con poca visión.

En los últimos meses, la misión del “Estado de derecho” de la UE en Kosovo, EULEX, ha empezado a hacer lo que las Naciones Unidas pudieron haber hecho desde hace mucho tiempo: investigar a altos funcionarios albanos locales y su participación en el lavado de dinero y sobornos, así como sus vínculos con la delincuencia organizada. Muchos de estos funcionarios fueron líderes del Ejército de Liberación de Kosovo, una milicia que encabezó una insurrección contra la Serbia de Slobodan Milosevic.

Uno de estos funcionarios, Fatmir Limaj, ex comandante del Ejército de Liberación de Kosovo, ahora es ministro de Comunicaciones y Telecomunicaciones, una cartera en la que se maneja mucho dinero por los contratos. EULEX está investigando si Limaj y otros funcionarios del ministerio aceptaron sobornos a cambio de contratos para construir carreteras. Sin embargo, EULEX, no debe parar ahí. Debe ampliar su red para investigar tráfico de drogas, trata de personas y el destino de víctimas desaparecidas en la guerra y sus secuelas.

Los esfuerzos de EULEX han recibido apoyo muy notorio del público kosovar que está cansado de la corrupción, y está contando con que las investigaciones conduzcan a la detención de funcionarios corruptos. (Incluso hay una página de Facebook en apoyo a las investigaciones de EULEX.) Las investigaciones, sin embargo, han recibido sólo apoyo parcial de la comunidad internacional.

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Los líderes políticos en los Balcanes son expertos en explotar este tipo de divisiones. Los Estados Unidos, que gozan de una enorme popularidad entre los albanos por razones obvias, deben inmediatamente y sin ambigüedad mostrar su fuerza y apoyar a EULEX y sus investigaciones. También deben respaldar firmemente la campaña de lucha contra la corrupción anunciada por el primer ministro Hashim Thaci y debe supervisarla para garantizar que no degenere en un esfuerzo por destruir a sus oponentes políticos.

Pronto empezará otra ronda de negociaciones entre los gobiernos de Serbia y Kosovo sobre una serie de asuntos. Lo que menos se necesita en esta situación es que los Estados Unidos y la Unión Europea permitan la corrupción de los negociadores kosovares a cambio de concesiones que beneficien a Serbia.

Las cosas están mejor en Albania cuya economía se enfrenta a un colapso porque es dependiente de las endeudas Italia y Grecia. En efecto, el 70% de los bancos son de propietarios griegos y más de un millón de albanos trabajan en Grecia e Italia para ganar más dinero y enviarlo a sus familias.

Resentidos por perder unas elecciones controvertidas, la oposición política albana, obstinada y poco integrada está boicoteando el parlamento del país y realizando manifestaciones semanales en un momento crucial para Albania que están esforzándose para ingresar a la UE, y su manejo de una economía en declive. Tanto el gobierno como la oposición necesitan crecer y dejar de poner sus intereses personales miopes por encima de los del país y su población.

En Macedonia, el gobierno conservador encabezado por los eslavos ha retrasado durante años la implementación de las provisiones relativas a la igualdad de derechos del Acuerdo de Ohrid que se concluyó en 2001 con los líderes de la minoría étnica albana con el objetivo de poner fin a una violenta insurrección del Ejército de Liberación Nacional (ELN), una milicia étnica albana. Los manifestantes han tomado las calles de la capital, Skopje, y gritan que el gobierno ha optado por una política de discriminación abierta “por motivos étnicos y religiosos.” El ELN ha empezado a rearmarse. En mayo, la policía macedonia disparó y mató a miembros de dicho ejército mientras intentaban introducir ilegalmente armas a través de la frontera con Kosovo.

Los tres países dependen totalmente del apoyo financiero y político de los Estados Unidos y la Unión Europea. Deberían usar su influencia para presionar al gobierno macedonio para que acelere la aplicación de las reformas prometidas. Los líderes políticos albanos en Kosovo y Macedonia deben esforzarse para tomar medidas eficaces para evitar el surgimiento de movimientos armados.

Las agencias de ayuda de los Estados Unidos y de la Unión Europea acertadamente están apoyando los programas que promueven el Estado de derecho y la gobernanza efectiva en la región. Sin embargo, hasta que dichos actores no sincronicen las políticas regionales con sus programas de asistencia, la ayuda será vista, una vez más, como una recompensa para los funcionarios corruptos por tener una conducta buena con sus vecinos con un alto costo para sus ciudadanos.

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