tchan1_Yuichiro Chino_GettyImages_stock market Yuichiro Chino/Getty Images

Una crisis de deuda no es inminente

NUEVA YORK – En tanto los países, las empresas y los hogares enfrentan las consecuencias económicas de la pandemia del COVID-19, muchos analistas de mercado están haciendo sonar la alarma sobre un apalancamiento que crece aceleradamente a nivel mundial. Y por buenas razones: en una aceleración de una tendencia que lleva años, el ratio deuda-PIB entre estos tres conjuntos de deudores va a aumentar un 14% este año, a un récord de 265%. Pero si bien esto ha planteado el riesgo de insolvencias e incumplimientos de pago, particularmente entre las corporaciones, S&P Global Ratings cree que una crisis de deuda en el corto plazo es improbable.

Dado el mayor apalancamiento y un contexto operativo complicado, S&P les ha rebajado las calificaciones de crédito a aproximadamente una quinta parte de los emisores de deuda corporativa y soberana a nivel global, especialmente los prestatarios de grado especulativo y aquellos que más sufren los efectos económicos del COVID-19. Para los deudores corporativos, los riesgos de insolvencia probablemente aumenten si los flujos de caja y las ganancias no regresan a los niveles de tendencia pre-pandemia antes de que se retire el extraordinario estímulo fiscal.

En nuestra opinión, el mundo probablemente experimente una recuperación económica gradual, aunque agitada, siempre que las condiciones de financiamiento acomodaticias se mantengan, en un entorno de tasas más bajas por más tiempo y si se hacen ajustes en el comportamiento del gasto y de endeudamiento. Si a esto le sumamos una vacuna contra el COVID-19 ampliamente disponible para mediados de 2021, el apalancamiento global debería aplanarse para 2023, los bancos reducirían el estímulo, las empresas lentamente repararían sus balances y los hogares gastarían de manera más conservadora.

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