KARACHI – Es 2025 y, en una zona rural donde escasean los trabajadores de atención sanitaria, una mujer con diabetes debe controlar su enfermedad. ¿Qué puede hacer? ¿A quién recurre...? A su teléfono inteligente. Dentro de apenas dos años la atención de la salud —y muchos otros servicios— podrían tener un aspecto muy diferente del actual.
Las tecnologías como la inteligencia artificial y la internet de las cosas podrían permitir que esta mujer reciba atención sanitaria con tan solo presionar unos botones. Un adhesivo ponible podría utilizar su sudor para medir los niveles de glucosa en sangre. Un microchip en su teléfono enviaría esos datos a su registro de salud electrónico en la nube, protegido con cadenas de bloques. Podría entonces hacer un pedido de insulina a través de Amazon, que un dron entregaría puerta a puerta, o solicitar a la farmacia local que imprima en sus 3D píldoras de metformina y verifique su autenticidad a través de un mensaje de texto.
Para detectar la retinopatía diabética, que de no ser tratada puede dañar los ojos y causar ceguera, también podría usar su teléfono inteligente para obtener una imagen retinal, como si se sacara una selfi. Un algoritmo de inteligencia artificial la analizaría y si encontrara algo anormal, programaría una cita con el médico. Podría incluso pedir un Uber que la llevara y deducir el costo de su monedero móvil. Antes de que la mujer llegara al consultorio, el médico podría probar la terapia láser en su gemela digital para evaluar el mejor tratamiento.
Tal vez suene a ciencia ficción, pero todas esas soluciones ya existen por separado. Y dada la probabilidad del crecimiento exponencial de la capacidad de cómputo, el aumento vinculado en el aprendizaje profundo de las redes neuronales y los avances revolucionarios en máquinas inteligentes, robotización e impresión 3D, al igual que en la tecnología ponible, estos sistemas serán cada vez más frecuentes y potentes.
Si es técnicamente posible construir un sistema digital completo de atención primaria de la salud ajustado a las necesidades de los entornos con bajos recursos, ¿por qué nadie unió esos componentes? No hay incentivos financieros para que las empresas privadas vinculen las tecnologías independientes y tampoco tienen sed de ello los sistemas nacionales de salud, que suelen carecer de recursos suficientes.
Para hacer realidad el potencial de esta transformación digital es necesario buscar fuera del sector sanitario. Específicamente, en los sistemas de pagos digitales que, dada su amplia adopción, podrían presagiar una nueva era para la atención sanitaria. Rediseñar los sistemas de salud para integrar los datos y las tecnologías digitales ya no es simplemente un trabajo para los ministerios del gobierno. Cada vez más lo llevan a cabo las instituciones financieras, las organizaciones que experimentan con nuevas tecnologías y los vendedores minoristas en línea.
At a time of escalating global turmoil, there is an urgent need for incisive, informed analysis of the issues and questions driving the news – just what PS has always provided.
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Durante los tres años en que me desempeñé como presidenta de Ehsaas, el mayor programa pakistaní de seguridad social y alivio de la pobreza, observé la infraestructura necesaria para facilitar los pagos digitales. Las puertas de enlace y los conmutadores conforman la columna vertebral de esos sistemas, pero también lo hacen las políticas, normas y marcos regulatorios.
El propio Ehsaas está desarrollando actualmente un ecosistema digital único que podría beneficiar a millones de familias. Incluye la iniciativa de Monederos de Ahorro Ehsaas, implementada de acuerdo con la política «Una cuenta bancaria para cada mujer», y permite a las beneficiarias del Programa Ehsaas Kafaalat, que otorga estipendios en efectivo mensuales a las mujeres más pobres del país, retirar o ahorrar su dinero. El nuevo ecosistema incluye además al Programa Ehsaas Rashan Riayat, una iniciativa tecnológica para desembolsos de subsidios. Con la aplicación Rashan, la familias que cumplen los requisitos reciben descuentos en alimentos seleccionados en las kiryanas, pequeños almacenes. Junto con los incentivos fiscales adecuados, esas iniciativas podrían aumentar la inclusión financiera y acelerar la transición del efectivo a los pagos digitales.
Incluso en las partes más remotas del mundo, las cadenas de comida rápida y las empresas de taxis aprovechan la potencia de las tecnologías móviles para entregar bienes y servicios. Teóricamente, esas mismas capacidades tecnológicas podrían constituir la base de ecosistemas digitales innovadores del sector público, que sean transparentes, responsables y reactivos. El ecosistema Ehsaas es un paso en la dirección correcta.
Un sistema integral de atención primaria digital de la salud podría mitigar o incluso superar problemas sistémicos como el ausentismo, las pérdidas en las cadenas de aprovisionamiento, el robo institucionalizado, la baja calidad y falta de respuesta, los comportamientos de rentismo parasitario, los pagos informales y las ineficiencias estructurales. Tan solo el uso de las cadenas de bloques —una tecnología multipropósito— puede salvaguardar la seguridad, aumentar la transparencia y tiene el potencial de evitar el fraude y minimizar las pérdidas en los sistemas sanitarios.
La COVID-19, la crisis inflacionaria y la catástrofe climática resaltaron la necesidad de reformar las instituciones públicas y la provisión de atención sanitaria. Tanto una intensa inversión en la digitalización y la modernización de los sistemas de pagos como la formulación de marcos regulatorios y de políticas son fundamentales para hacer realidad un futuro en que esa mujer con diabetes pueda recibir el tratamiento para su enfermedad mediante una constelación de tecnologías médicas. La tecnología ya existe, ahora hay que aprovecharla para todos.
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According to the incoming chair of US President Donald Trump’s
Council of Economic Advisers, America runs large trade deficits and
struggles to compete in manufacturing because foreign demand for US
financial assets has made the dollar too strong. It is not a persuasive
argument.
is unpersuaded by the argument made by presidential advisers for unilaterally restructuring global trade.
By launching new trade wars and ordering the creation of a Bitcoin reserve, Donald Trump is assuming that US trade partners will pay any price to maintain access to the American market. But if he is wrong about that, the dominance of the US dollar, and all the advantages it confers, could be lost indefinitely.
doubts the US administration can preserve the greenback’s status while pursuing its trade and crypto policies.
Diane Coyle
suggests ways to account for “free” digital services in economic frameworks, considers how to prevent the emergence of AI monopolies, warns that cutting funding for basic research is tantamount to destroying the US economy’s foundations, and more.
KARACHI – Es 2025 y, en una zona rural donde escasean los trabajadores de atención sanitaria, una mujer con diabetes debe controlar su enfermedad. ¿Qué puede hacer? ¿A quién recurre...? A su teléfono inteligente. Dentro de apenas dos años la atención de la salud —y muchos otros servicios— podrían tener un aspecto muy diferente del actual.
Las tecnologías como la inteligencia artificial y la internet de las cosas podrían permitir que esta mujer reciba atención sanitaria con tan solo presionar unos botones. Un adhesivo ponible podría utilizar su sudor para medir los niveles de glucosa en sangre. Un microchip en su teléfono enviaría esos datos a su registro de salud electrónico en la nube, protegido con cadenas de bloques. Podría entonces hacer un pedido de insulina a través de Amazon, que un dron entregaría puerta a puerta, o solicitar a la farmacia local que imprima en sus 3D píldoras de metformina y verifique su autenticidad a través de un mensaje de texto.
Para detectar la retinopatía diabética, que de no ser tratada puede dañar los ojos y causar ceguera, también podría usar su teléfono inteligente para obtener una imagen retinal, como si se sacara una selfi. Un algoritmo de inteligencia artificial la analizaría y si encontrara algo anormal, programaría una cita con el médico. Podría incluso pedir un Uber que la llevara y deducir el costo de su monedero móvil. Antes de que la mujer llegara al consultorio, el médico podría probar la terapia láser en su gemela digital para evaluar el mejor tratamiento.
Tal vez suene a ciencia ficción, pero todas esas soluciones ya existen por separado. Y dada la probabilidad del crecimiento exponencial de la capacidad de cómputo, el aumento vinculado en el aprendizaje profundo de las redes neuronales y los avances revolucionarios en máquinas inteligentes, robotización e impresión 3D, al igual que en la tecnología ponible, estos sistemas serán cada vez más frecuentes y potentes.
Si es técnicamente posible construir un sistema digital completo de atención primaria de la salud ajustado a las necesidades de los entornos con bajos recursos, ¿por qué nadie unió esos componentes? No hay incentivos financieros para que las empresas privadas vinculen las tecnologías independientes y tampoco tienen sed de ello los sistemas nacionales de salud, que suelen carecer de recursos suficientes.
Para hacer realidad el potencial de esta transformación digital es necesario buscar fuera del sector sanitario. Específicamente, en los sistemas de pagos digitales que, dada su amplia adopción, podrían presagiar una nueva era para la atención sanitaria. Rediseñar los sistemas de salud para integrar los datos y las tecnologías digitales ya no es simplemente un trabajo para los ministerios del gobierno. Cada vez más lo llevan a cabo las instituciones financieras, las organizaciones que experimentan con nuevas tecnologías y los vendedores minoristas en línea.
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El propio Ehsaas está desarrollando actualmente un ecosistema digital único que podría beneficiar a millones de familias. Incluye la iniciativa de Monederos de Ahorro Ehsaas, implementada de acuerdo con la política «Una cuenta bancaria para cada mujer», y permite a las beneficiarias del Programa Ehsaas Kafaalat, que otorga estipendios en efectivo mensuales a las mujeres más pobres del país, retirar o ahorrar su dinero. El nuevo ecosistema incluye además al Programa Ehsaas Rashan Riayat, una iniciativa tecnológica para desembolsos de subsidios. Con la aplicación Rashan, la familias que cumplen los requisitos reciben descuentos en alimentos seleccionados en las kiryanas, pequeños almacenes. Junto con los incentivos fiscales adecuados, esas iniciativas podrían aumentar la inclusión financiera y acelerar la transición del efectivo a los pagos digitales.
Incluso en las partes más remotas del mundo, las cadenas de comida rápida y las empresas de taxis aprovechan la potencia de las tecnologías móviles para entregar bienes y servicios. Teóricamente, esas mismas capacidades tecnológicas podrían constituir la base de ecosistemas digitales innovadores del sector público, que sean transparentes, responsables y reactivos. El ecosistema Ehsaas es un paso en la dirección correcta.
Un sistema integral de atención primaria digital de la salud podría mitigar o incluso superar problemas sistémicos como el ausentismo, las pérdidas en las cadenas de aprovisionamiento, el robo institucionalizado, la baja calidad y falta de respuesta, los comportamientos de rentismo parasitario, los pagos informales y las ineficiencias estructurales. Tan solo el uso de las cadenas de bloques —una tecnología multipropósito— puede salvaguardar la seguridad, aumentar la transparencia y tiene el potencial de evitar el fraude y minimizar las pérdidas en los sistemas sanitarios.
La COVID-19, la crisis inflacionaria y la catástrofe climática resaltaron la necesidad de reformar las instituciones públicas y la provisión de atención sanitaria. Tanto una intensa inversión en la digitalización y la modernización de los sistemas de pagos como la formulación de marcos regulatorios y de políticas son fundamentales para hacer realidad un futuro en que esa mujer con diabetes pueda recibir el tratamiento para su enfermedad mediante una constelación de tecnologías médicas. La tecnología ya existe, ahora hay que aprovecharla para todos.
Traducción al español por Ant-Translation