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La dirigencia de la UE debe defender la «línea verde»

PARÍS – No hay duda de que los historiadores verán 2020 como un punto de inflexión para la Unión Europea. Pero hay dos epígrafes alternativos que podrían resumir este momento crucial.

Por un lado, podríamos hablar de un año de dificultades y desintegración: el Reino Unido se va de la UE; hay conflictos por la política migratoria; Hungría y Polonia vetan el presupuesto de la UE y el fondo de recuperación para la COVID‑19 por desacuerdo con el nuevo mecanismo que supedita el desembolso de fondos de la Unión al respeto del Estado de Derecho. Pero por otra parte, 2020 podría terminar siendo el año en que Europa dé forma a su recuperación económica haciendo una opción definitiva por una economía verde descarbonizada, un sentido renovado de solidaridad y una integración más profunda.

Esta semana habrá una reunión crucial del Consejo Europeo, y dependerá de los jefes de Estado y gobierno de la UE decidir si mantendrán el compromiso con los valores centrales de la Unión. Hace unos meses, el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana Angela Merkel acordaron la creación del fondo de recuperación y sentaron así las bases para el futuro de Europa. La propuesta señala un alejamiento significativo respecto de la política tradicional de la UE (en particular desde el punto de vista alemán) porque prevé el endeudamiento conjunto y una unión de transferencias más allá del presupuesto actual de la UE.

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