NUEVA YORK – Mientras las élites empresariales del mundo ascienden a Davos para su reunión anual, es buen momento para hacernos una pregunta simple: ¿se habrán curado de la fascinación con el presidente estadounidense Donald Trump?
Hace dos años, muy pocos líderes empresariales estaban preocupados por el cambio climático o molestos por la misoginia y el fanatismo de Trump. Pero la mayoría celebraba los recortes de impuestos a multimillonarios y corporaciones, y aguardaba con esperanzas sus iniciativas de desregulación de la economía, que permitirían a las empresas contaminar más el aire, enganchar a más estadounidenses a los opioides, tentar a más niños a comer productos que inducen diabetes y entregarse a tejemanejes financieros como los que provocaron la crisis de 2008.
Hoy muchos directivos de empresas siguen hablando del crecimiento continuado del PIB y de los récords bursátiles. Pero ni el PIB ni el índice Dow Jones son buenos indicadores del desempeño económico: ambos callan en relación con lo que acontece a los niveles de vida de la ciudadanía de a pie, y no dicen ni una palabra sobre sostenibilidad. De hecho, el desempeño económico de Estados Unidos en los últimos cuatro años es el principal argumento contra la confianza en esos indicadores.
NUEVA YORK – Mientras las élites empresariales del mundo ascienden a Davos para su reunión anual, es buen momento para hacernos una pregunta simple: ¿se habrán curado de la fascinación con el presidente estadounidense Donald Trump?
Hace dos años, muy pocos líderes empresariales estaban preocupados por el cambio climático o molestos por la misoginia y el fanatismo de Trump. Pero la mayoría celebraba los recortes de impuestos a multimillonarios y corporaciones, y aguardaba con esperanzas sus iniciativas de desregulación de la economía, que permitirían a las empresas contaminar más el aire, enganchar a más estadounidenses a los opioides, tentar a más niños a comer productos que inducen diabetes y entregarse a tejemanejes financieros como los que provocaron la crisis de 2008.
Hoy muchos directivos de empresas siguen hablando del crecimiento continuado del PIB y de los récords bursátiles. Pero ni el PIB ni el índice Dow Jones son buenos indicadores del desempeño económico: ambos callan en relación con lo que acontece a los niveles de vida de la ciudadanía de a pie, y no dicen ni una palabra sobre sostenibilidad. De hecho, el desempeño económico de Estados Unidos en los últimos cuatro años es el principal argumento contra la confianza en esos indicadores.