Washington, DC – Pasadas las recientes elecciones intermedias en su país, los estadounidenses respiran aliviados: las amenazas de violencia contra los votantes y funcionarios electorales exacerbadas por las redes sociales no se materializaron. Que una votación pacífica constituya una sorpresa agradable es una señal inquietante sobre estos tiempos.
¿Qué lleva a cierta gente a rechazar la legitimidad de las elecciones justas, abrazar teorías conspirativas y hasta recurrir a la violencia política? Creemos que la respuesta está en una novedosa amenaza para las democracias del mundo: la inseguridad informativa.
La inseguridad informativa va mucho más allá de la vulnerabilidad a la propaganda, es la distorsión deliberada y sistemática —que permiten y aumentan las capacidades digitales— del ecosistema informativo en su totalidad.
Washington, DC – Pasadas las recientes elecciones intermedias en su país, los estadounidenses respiran aliviados: las amenazas de violencia contra los votantes y funcionarios electorales exacerbadas por las redes sociales no se materializaron. Que una votación pacífica constituya una sorpresa agradable es una señal inquietante sobre estos tiempos.
¿Qué lleva a cierta gente a rechazar la legitimidad de las elecciones justas, abrazar teorías conspirativas y hasta recurrir a la violencia política? Creemos que la respuesta está en una novedosa amenaza para las democracias del mundo: la inseguridad informativa.
La inseguridad informativa va mucho más allá de la vulnerabilidad a la propaganda, es la distorsión deliberada y sistemática —que permiten y aumentan las capacidades digitales— del ecosistema informativo en su totalidad.