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Prevención de los desastres de la deuda en las economías en desarrollo

ABIYÁN/EL CAIRO – El granero del mundo está siendo destrozado por la guerra. Ucrania y Rusia, juntos, dan cuenta del 30% de las exportaciones mundiales de trigo y cebada, y son los principales exportadores de otros cereales. Los dos países también son la fuente de casi el 70% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol, mientras que las exportaciones de petróleo crudo de Rusia representan el 13% del total a nivel mundial. A medida que el conflicto en Ucrania hace estragos y las sanciones contra Rusia se intensifican, los precios de los alimentos y la energía (los cuales ya estaban en aumento antes de que Rusia invadiera Ucrania) se disparan en países muy alejados de las frentes de batalla, acarreando consecuencias devastadoras para los pobres del mundo.

La guerra de Ucrania está teniendo dos efectos distintos en los mercados de alimentos. En primer lugar, ha provocado que los precios se disparen. Sólo el mes pasado, los precios mundiales del trigo se elevaron casi un 20%. Esta tendencia se verá exacerbada por el segundo efecto: la probable escasez de suministros de alimentos e insumos agrícolas procedentes de Rusia y Ucrania.

Desde que comenzó el conflicto, los agricultores ucranianos no han tenido acceso a recursos (desde combustibles hasta fertilizantes) de crucial importancia, sin ni siquiera tener que mencionar la inseguridad y la violencia a la que se enfrentan. Ya que la temporada de siembra de trigo llegará muy pronto, existen buenas razones para anticipar una reducción significativa en los rendimientos de los cultivos. Y, debido a que Rusia es uno de los principales exportadores de fertilizantes, los rendimientos de otros productores también podrían verse afectados.

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