georgieva4_Bruna PradoGetty Images_covid19 poverty Bruna Prado/Getty Images

El mundo debe seguir ayudando a los países de bajos ingresos

WASHINGTON, DC/LA HAYA – Por la pandemia de COVID‑19, la economía global está sufriendo la peor caída desde la Gran Depresión. Nadie está a salvo, pero el precio más alto lo pagarán los países más pobres del mundo, a menos que reciban más ayuda.

Unos 1500 millones de personas viven en países en desarrollo de bajos ingresos, con sistemas de salud pública deficientes, capacidad institucional limitada y, en muchos casos, altos niveles de deuda. A todos estos países, la crisis los encontró con poca capacidad para combatirla. Enfrentaron un aumento drástico de la necesidad de gasto justo cuando la pandemia disminuyó los ingresos del turismo, las remesas y los precios de las exportaciones básicas. Mientras las economías avanzadas implementaron medidas de protección destinadas a empresas y trabajadores por montos cercanos al 20% del PIB, en los países de bajos ingresos esas ayudas sólo llegaron a un 2% del PIB.

Este profundo retroceso económico amenaza con revertir dos décadas de mejoras en los niveles de vida: no menos de 115 millones de personas están en riesgo de caer en la pobreza extrema este año. La deserción escolar (sobre todo de las niñas), el deterioro de la calidad de los servicios sanitarios y la permanencia de niveles de empleo deprimidos prolongarán el daño actual por muchos años.

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