Michael Spence, a Nobel laureate in economics, is Professor of Economics Emeritus and a former dean of the Graduate School of Business at Stanford University. He is Senior Fellow at the Hoover Institution, Senior Adviser to General Atlantic, and Chairman of the firm’s Global Growth Institute. He serves on the Academic Committee at Luohan Academy, and chairs the Advisory Board of the Asia Global Institute. He was Chairman of the independent Commission on Growth and Development, an international body that from 2006-10 analyzed opportunities for global economic growth, and is the author of The Next Convergence: The Future of Economic Growth in a Multispeed World (Macmillan Publishers, 2012).
MILÁN – Las fuertes presiones inflacionarias pospandemia se deben, en parte, a tendencias y fuerzas de largo plazo, muchas de ellas del lado de la oferta. Aunque también existen factores transitorios en juego —como los cuellos de botella y trastornos en las cadenas de aprovisionamiento y la política de cero COVID china— podemos suponer que en algún momento se calmarán, pero es probable que las tendencias seculares empujen a muchas economías y mercados financieros hacia un nuevo equilibrio.
En el caso de los productos manufacturados e intermedios (una parte significativa de la economía transable mundial), estamos saliendo de un largo período con condiciones deflacionarias, derivadas de la introducción de una gigantesca capacidad productiva a bajo costo en las economías emergentes, que no se había usado antes. Cuando aumenta rápidamente la demanda, la respuesta de equilibrio del mercado es una combinación de aumento de la oferta y de los precios. En las últimas décadas, claramente el aspecto dominante fue la expansión de la oferta, que produjo las presiones deflacionarias que dimos por sentadas.
Pero la capacidad subutilizada restante de la economía mundial ha estado decayendo y la demanda mundial creció debido a que decenas de millones de consumidores se sumaron a la clase media. La elasticidad de las cadenas mundiales de aprovisionamiento se redujo, por lo que aumentó el poder de negociación de los trabajadores en las economías avanzadas. Es fácil encontrar evidencia al respecto. Los sindicatos están creciendo y ampliando su impacto, y para los empleadores es difícil dejar de lado las preferencias por el trabajo híbrido de los empleados actuales y potenciales.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in