KAMPALA – Cada minuto, en promedio, 31 personas se convierten en desplazadas: obligadas a dejar sus trabajos, casas e incluso familias. Tras arduos viajes, los refugiados suelen llegar a otros países sin dinero ni identificación y con pocas posesiones. Y en vez de conseguir un futuro más seguro y más próspero, muchas veces terminan marginados, excluidos e incluso demonizados, sin oportunidades de integrarse a las sociedades que los reciben o contribuir a la economía local. Un modo sencillo de empoderar a los refugiados es darles acceso a servicios financieros.
KAMPALA – Cada minuto, en promedio, 31 personas se convierten en desplazadas: obligadas a dejar sus trabajos, casas e incluso familias. Tras arduos viajes, los refugiados suelen llegar a otros países sin dinero ni identificación y con pocas posesiones. Y en vez de conseguir un futuro más seguro y más próspero, muchas veces terminan marginados, excluidos e incluso demonizados, sin oportunidades de integrarse a las sociedades que los reciben o contribuir a la economía local. Un modo sencillo de empoderar a los refugiados es darles acceso a servicios financieros.