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Qué hacer con la fuga de cerebros de Ucrania

MILÁN – En 1916, en medio del horror de la Primera Guerra Mundial, el economista estadounidense John Bates Clark hizo una observación que sigue siendo muy relevante. “Hay efectos de la guerra que son más trágicos que la carga económica que las generaciones futuras se verán obligadas a sostener”, notó, “y hay algunas que son más moralmente repulsivas; pero no hay ninguna que dure tanto o haga un daño mayor que ella”.

Avancemos en el tiempo hasta la actual Ucrania. Incluso si la guerra de agresión rusa fuera a acabar pronto, persistirá la carga económica que ha creado.

De acuerdo con las estimaciones de la Escuela de Negocios de Kiev, el daño hecho a septiembre de 2023 solo a la infraestructura de Ucrania supera los $150 mil millones (al coste de reposición), o cerca del 85% del PIB anual. Por supuesto, el coste de la reconstrucción total sería mucho mayor. En marzo de 2023, una evaluación conjunta realizada por el gobierno ucraniano, el Grupo del Banco Mundial, la Comisión Europea y las Naciones Unidas estimó que la recuperación desde los primeros 12 meses de la guerra costaría $411 mil millones a lo largo de la década siguiente. Puesto que la guerra continúa, el Presidente ucraniano Volodímir Zelensky ha dicho que la cifra bien podría llegar a más de $1 billón.

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