ROMA – La humanidad está derivando hacia un peligro creciente. El cambio climático se está acelerando, la biodiversidad se está reduciendo a pasos agigantados, el hambre y la extrema pobreza van en aumento, y se amplía la brecha entre ricos y pobres. Son tendencias que amenazan no solo a la salud y el sustento humanos, sino también a la paz y la estabilidad globales. Para revertirlas habrá que emprender un esfuerzo compartido para reconstruir, e incluso reformular, los sistemas de los que todos dependemos, comenzando con el sistema alimentario global.
ROMA – La humanidad está derivando hacia un peligro creciente. El cambio climático se está acelerando, la biodiversidad se está reduciendo a pasos agigantados, el hambre y la extrema pobreza van en aumento, y se amplía la brecha entre ricos y pobres. Son tendencias que amenazan no solo a la salud y el sustento humanos, sino también a la paz y la estabilidad globales. Para revertirlas habrá que emprender un esfuerzo compartido para reconstruir, e incluso reformular, los sistemas de los que todos dependemos, comenzando con el sistema alimentario global.