WASHINGTON, DC – La crisis de la COVID-19 en EE. UU. encaja en el patrón de la carrera del presidente Donald Trump y sus quiebras en serie. Trump gestionó muy mal la crisis, pero aunque Estados Unidos sufrirá las consecuencias adversas durante muchos años, Trump se irá —algo que podría ocurrir incluso esta misma semana— culpando a todos excepto a sí mismo.
No es por la pandemia que Trump toma malas decisiones y no tiene voluntad para aprender y asumir responsabilidades, pero la pandemia sí dejó completamente al descubierto todas sus peores tendencias, incluido su escaso juicio, su incapacidad para pensar en los demás y su afán por transferir a otros el costo de sus errores. Esta vez, somos nosotros quienes cargamos con las pérdidas económicas y humanas... que son enormes.
Trump nació rico —y gran parte del dinero que ganó por sí mismo fue el sucio fruto de «elusiones fiscales en la década de 1990», según la evaluación que hizo el New York Times de sus registros fiscales. Su carrera fue una sucesión de incumplimientos y fracasos: los casinos de Atlantic City, la Universidad Trump, las hipotecas Trump Mortgage, las carnes Trump Steaks, la revista Trump Magazine, el juego de mesa Trump: The Game... y la lista continúa. La evidencia sugiere que a principios de la década de 2000, el patrimonio de Trump era escaso.
WASHINGTON, DC – La crisis de la COVID-19 en EE. UU. encaja en el patrón de la carrera del presidente Donald Trump y sus quiebras en serie. Trump gestionó muy mal la crisis, pero aunque Estados Unidos sufrirá las consecuencias adversas durante muchos años, Trump se irá —algo que podría ocurrir incluso esta misma semana— culpando a todos excepto a sí mismo.
No es por la pandemia que Trump toma malas decisiones y no tiene voluntad para aprender y asumir responsabilidades, pero la pandemia sí dejó completamente al descubierto todas sus peores tendencias, incluido su escaso juicio, su incapacidad para pensar en los demás y su afán por transferir a otros el costo de sus errores. Esta vez, somos nosotros quienes cargamos con las pérdidas económicas y humanas... que son enormes.
Trump nació rico —y gran parte del dinero que ganó por sí mismo fue el sucio fruto de «elusiones fiscales en la década de 1990», según la evaluación que hizo el New York Times de sus registros fiscales. Su carrera fue una sucesión de incumplimientos y fracasos: los casinos de Atlantic City, la Universidad Trump, las hipotecas Trump Mortgage, las carnes Trump Steaks, la revista Trump Magazine, el juego de mesa Trump: The Game... y la lista continúa. La evidencia sugiere que a principios de la década de 2000, el patrimonio de Trump era escaso.