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Los desafíos futuros para Modi y la India

NUEVA YORK – Aunque su Partido Popular Indio (Bharatiya Janata Party, BJP) no obtuvo la victoria aplastante que esperaba, el primer ministro indio Narendra Modi ha conseguido un (infrecuente) tercer quinquenio en el cargo. No fue una victoria fácil.

Los altos niveles de inflación y desempleo ayudaron a la oposición, más unida, a retratar a un Modi demasiado cercano a las grandes empresas, y esto redujo el margen de victoria de la alianza liderada por el BJP. La creciente desigualdad en la distribución de la riqueza obligó a Modi a apoyarse más en la invocación a un (a menudo cuestionable) nacionalismo hinduista (tarea que en el pasado delegó en sus subordinados). Además, el entorno mediático de la India está más polarizado, y hoy se informan en Internet muchas más personas que cuando Modi ganó su primera elección hace un decenio.

Pero Modi sigue siendo mucho más popular que su partido. Se ha creado una reputación de persona íntegra, y después de un decenio en el cargo, el reconocimiento de su nombre es indiscutible. En un país donde conviven decenas de idiomas diferentes con millones de hablantes, eso es importante. En cuanto se contaron los votos de la elección más grande y larga del mundo, Modi volvió a mostrarse como el hombre del momento.

La India necesita un líder popular, porque enfrenta desafíos a largo plazo formidables. Dentro de diez años confrontará graves faltantes de agua, para los que no hay una solución obvia. Modi tiene que trabajar con gobiernos locales débiles, muchos de los cuales necesitan el apoyo político de intereses agrícolas muy dependientes del uso intensivo de agua, en áreas donde ya es escasa.

Luego está el cambio climático. La India ya alcanzó records de temperatura este verano, y cientos de millones de indios no tienen modo de huir del calor y la humedad. A esto hay que sumarle una calidad del aire que está entre las peores del mundo; problema que se agravará por la enorme cantidad de energía (de la que una importante fracción se genera en centrales impulsadas por carbón) necesaria para sostener el sólido crecimiento económico previsto para el país. El resultado será más sufrimiento humano, en un país que ya soporta más daño ambiental de la cuenta.

La economía india también tiene un importante problema estructural: la falta de aporte femenino suficiente. Hoy integran la fuerza laboral menos de un tercio de las mujeres empleables. Las directoras ejecutivas y las mujeres en las juntas directivas de las empresas son muy pocas, y las startups fundadas o dirigidas por mujeres reciben una minúscula fracción de la financiación de riesgo del país.

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El último Informe Mundial sobre la Brecha de Género del Foro Económico Mundial situó a la India en el 127.º lugar entre 146 países, por detrás de sus vecinos Bangladés, Nepal y Sri Lanka. Para resolver este problema, Modi y otros funcionarios de nivel local tienen que lidiar con una gran población rural, una pobreza paralizante y valores sociales conservadores.

Muchos pregonan el sólido perfil demográfico de la India como una ventaja económica crucial, sobre todo en comparación con China, Japón y algunas de las economías más grandes de Europa. Pero cuando la mitad de la población enfrenta obstáculos contra el ingreso a la economía formal como los que enfrentan las mujeres de la India, entre la ventaja teórica y su realización hay largo trecho.

Finalmente, la India tiene 1500 millones de habitantes, de los que todavía muchos viven en la pobreza. En 2023, terminó en 111.º lugar entre los 125 países listados en el Índice Mundial del Hambre. Mientras que China se ha convertido en un país de ingresos medios superiores, el trayecto de la India hacia esa condición no está asegurado. Por sus muchos problemas estructurales, podría ocurrir que el desarrollo que Modi promete para la India no se concrete, lo que dejaría al país más vulnerable a la inestabilidad social y política (alimentada en parte por el nacionalismo hinduista que el mismo Modi ha amplificado).

Pero al mismo tiempo, la posición geopolítica actual de la India le otorga muchas ventajas. El gobierno de Modi seguirá teniendo a su favor la tendencia que muchos indios llaman «China +1»: el hecho de que muchos países occidentales y asiáticos buscan limitar los riesgos que plantea China a la producción y a las cadenas de suministro, mediante el traslado de operaciones empresariales e inversiones a su vecino. Muchas multinacionales en una variedad de sectores económicos clave ven a la India no sólo como una alternativa viable para la inversión de capital a largo plazo, sino también como un mercado atractivo por derecho propio.

Aunque la inversión local de la India en infraestructura sigue rezagada respecto de China, la diferencia se está achicando. En Bombay, grandes autopistas, puentes y túneles de construcción reciente simplifican un tránsito urbano que está entre los peores del mundo. Los cortes de electricidad, de las comunicaciones y de Internet son menos frecuentes. La India no es China, pero el día a día de sus operaciones empresariales ya no enfrenta interrupciones periódicas. Además, el país ha hecho avances en el área de las industrias de avanzada, y ahora exporta más motocicletas, autos y otros productos que cumplen estándares de calidad antes inimaginables.

En el área de la política exterior, los principales desafíos para la India están en sus fronteras con China, Pakistán y Myanmar. Los tres países generan problemas de seguridad. Pero fuera del vecindario de la India, Modi ve importantes oportunidades.

Esto se aplica no sólo a las relaciones con Estados Unidos (la India es uno de los pocos países que pueden esperar un estrechamiento de lazos con Estados Unidos gane quien gane en la elección presidencial de noviembre) sino sobre todo al sur global, donde Modi se ha ganado un papel de liderazgo. Como vimos el año pasado cuando la India organizó la cumbre del G20, Modi quiere que su país se convierta en un puente de importancia vital entre los mundos desarrollado y en desarrollo. Desde el final de la Guerra Fría, nunca el ascenso de un país fue visto con beneplácito por tantos otros gobiernos.

En síntesis, la India todavía enfrenta enormes desafíos a largo plazo. Pero el atractivo personal de Modi dentro de su país y los avances que le ayudó a hacer en el resto del mundo convertirán el desarrollo de la India en una de las historias más importantes de la próxima década.

Traducción: Esteban Flamini

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